Nunca he sido muy fan del metal y, por tanto, son contados los grupos de tal género a los que sigo de manera ocasional, y menos aún por los que me intereso por su carrera en general. Uno de estos últimos es Type 0 Negative, cuarteto neoyorquino liderado por ese ogro que responde al nombre de Pete Steele; verdaderos pioneros en lo referente a la unión de los sonidos oscuros heredados del rock gótico de los ochenta con el metal más ralentizado y áspero escuela Black Sabbath; creando un híbrido que, por muchas bandas que hayan surgido bajo su estela y lo estandarizado (y light) de la propuesta en el nuevo milenio, sigue sonando casi exclusivamente a ellos mismos.
Es quizá por lo distintivo de su sonido y su acusada personalidad (aunque también por vagancia) que hayamos tenido que esperar otros cuatro años a la aparición de este, nuevamente excelente, “Dead Again”, que recoge el relevo del no menos maravilloso “Life Is Killing Me”. La música, como viene siendo habitual, no ha sufrido grandes cambios, pero en cierto modo sorprende su “endurecimiento”, relegando al siempre mágico teclado a un segundo plano en detrimento de las monolíticas guitarras que cobran aún más protagonismo al verse más desnudas que en otras ocasiones. Pero este uso de las teclas y las melodías no debe llevarnos a equívocos: por muy dulces que puedan sonar a veces los de Steele, nunca podremos hablar de ellos como algo menos que un grupo de metal retorcido, de extrañas, densas estructuras, y una lúgubre y enferma épica que se come cual lobo a Caperucita las inofensivas ínfulas trágicómicas de Evanescence y compañía.
Retomando el discurso de tiempos anteriores, nos encontramos pues, otra vez ante canciones de extenso desarrollo, superando de nuevo su propio récord con los casi quince minutos de la catártica “These Three Things”, ejecutada con la suficiente habilidad como para que no sobre ni un solo minuto. No muy a la zaga van los diez minutos de la redefinitoria “The Profits Of Doom”, confesión menos ambigua de lo habitual sobre los abusos de drogas y alcohol de su líder; y de “September Sun”, que recuerda a los tiempos de “October Rust” (su obra maestra) en su predominio del piano y las atmósferas.
No hay lugar para la novedad ni para la evolución en el sendero trazado por Type 0 Negative, ya que ellos mismos se han encerrado en un universo propio de configuración demasiado personal como para dar cabida a nuevas ideas; algo parecido a lo que les pasa a los más reconocidos Tool. Pero es quizá por su morosidad a la hora de componer y por el particular lugar en el mundo del metal que ocupan, que un nuevo disco suyo sólo puede ser bienvenido, aún más si somos sabedores del alto nivel que estos tipos logran implantar en cada uno de ellos.