True Widow dieron en «As High As the Highest Heavens and From the Center to the Circumference of the Earth» con una de esas fórmulas arrebatadoras. Sencillos en su interpretación del shoegaze y el slowcore con guitarras más rockeras, su encantadora hipnosis lenta recibió etiquetas como «stonegaze». El truco, extensos bucles de melodías lánguidas, riffs lentos y retumbantes, pero sin embargo con una capacidad emocional que esquivaba el tedio en un género muy abocado a este. No sólo consiguieron un disco francamente bueno, sino aglutinar a fans del metal y del indie mediante el nexo de la psicodelia triste.
«Circunambulation», apropiadísimo título al hacer referencia al ‘ouroboros’ errante que suelen ser sus canciones , es por tanto un regreso muy esperado. Y exitoso en sus pretensiones de hacer llegar lo suyo a más gente, si bien en este camino han sacrificado parte de su creatividad. Y es que no porque los 8 cortes tengan la capacidad de transportarnos a estados mentales diferentes significa que el trío ponga toda la carne en el asador. La composición parece básica, como si a un disco de garaje le hubieran bajado las revoluciones de manera drástica, resultando aún así más rápidos que antes.
Lo importante aquí es el tono. Oscuro, sedante, alienante, quizá menos depresivo y más en busca de la melodía. Al mismo tiempo trae a la mente tópicos de drogas lisérgicas, motos, cuero, gafas de sol mientras suenan los ecos de The Jesus & Mary Chain en «HW:R» o «Numb Head». En general ese es el frágil bascular del disco, entre las canciones con más ecos de los psicodélicos indies y las más negras, que explican la salida del disco en un sello como Relapse y casan mejor con esa portada más propia del doom metal. A veces lo mejor se encuentra en el choque perfecto, como «S:H:S» con esas inquietantes voces de gregoriano fumeta o el single «Four Teeth», que recurre a la voz femenina.
Entre lo más dañino se encuentra «Creeper», que abre el disco con un tono oscuro y ritual y «Trollstigen», que pasa por ser la rara avis, la más larga y agónica, sludge de voz angelical. «Lungr», cierra el disco tratando de buscar la luz para salir del tenebroso laberinto emocional que plantean los de Texas. Y es que con todo pero que podamos ponerles, True Widow consiguen crear su propio universo sin fisuras, de riffs crepitantes, renqueantes como un motor viejo y obsesivos y sobrecogedores como el tañido de una campana tocando a funeral. Puede que no evoquen un amplio rango de sensaciones, pero las que evocan resultan creíbles.