Parece que Travis han espabilado un poco. O sino Travis, por lo menos su guitarrista. Ya nos dieron prueba de ello en el primer single de este «Ode to J. Smith» en cuyo corriente vídeo se hacía gigante para tocar un potente riff a la altura de unos viejos Weezer o incluso Queens of the Stone Age. Y lo cierto es que este simple gesto (la canción, no un guitarrista tocando la guitarra) daba un poco ilusión acerca del futuro de una banda seguramente infravalorada frente a otras de su generación y que había patinado un tanto en su previa entrega.
Vamos a ver, no es que los escoceses se hayan pasado al hard-rock ni mucho menos, pero han recuperado un poco del rock perdido hace años y en general se han animado, seguramente algo cansados de sus propio tono lloroso y lánguido. Y así retoman el pulso de las guitarras para el pop épico de «Song to Self», destinada a figurar junto a su retahíla de sencillos clásicos. Cerca puntúa «Last Words» aunque se acerca peligrosamente a pasados éxitos. Sin alcanzar ese brillo que los singles tienen a primera vista, «Quite Free» es un tema en la mejor vena del pop ingles 80s que merece la pena no olvidar.
Para los amantes del pop brumoso de su Escocia natal, ahí están cortes tan agradables como «Friends» que corren a medio camino entre el folk y el pop psicodélico donde la cristalina voz de Healy siempre es la mejor arma. También encontramos un lado más pesaroso y grave en «Broken Mirror» y «Before You Were Young» que bien podrían explotar al modo de unos R.E.M. contemporáneos. Pero da igual hacia donde vayan, sólo deben tomarse más tiempo para el próximo (tan solo un año media desde el anterior) y componer buenos temas pop como sin duda saben.