Estas bestias pardas del metal moderno que son Torche lo han vuelto a hacer. Sorprendieron ya años atrás con un disco homónimo que con inusitada brevedad y rapidez arrojó nueva luz melódica sobre géneros como el stoner o el sludge. Nunca una banda mereció de forma tan rotunda el calificativo de pop-metal.
Pues bien, tras el aperitivo algo más indigesto que fue el pasado año, Torche han vuelto para reclamar ese trono de banda auténticamente dedicada a la psicodelia heavy, desde su perspectiva más edulcorada. Así lo hacen con «Grenades» o «Healer», los más parecidos a tema desarrollado según los cánones clásicos, la última digna (y por supuesto heredera) de los mejores momentos de Queens of the Stone Age.
Les sobran minutos por todos lados, para arrollar al estilo punk-rock con riffs prehistóricos como el de «Piraña» o «Speed of the Nail», consiguiendo pese a todo un sentimiento épico con apenas voces. Y es que ni siquiera cuando se ponen más progresivos gustan de aburrir al oyente con sus filigranas, véase el caso de «Triumph of Venus» o más radical aún, el medio minuto de «Little Champion».
Porque si, Torche están cerca de Baroness, de Pelican, de Mastodon, de Jesu si me apuras en lo vocal y de muchos otras bandas de metal de moda y bien acogidas por el ámbito alternativo e incluso indie. Pero a la vez sus riffs y solos dinámicos, nos recuerdan momentos míticos del hard-rock de los 90, desde Smashing Pumpkins a Soundgarden. Y es que «Fat Waves», pese a la tormenta de ruido y nervio posiblemente está más cerca de Foo Fighters que de Neurosis.
Y no me deja de resultar gracioso que una banda de su pelaje sea capaz de colar entre las hordas metaleras e incluso jarcoretas, un tema de la calidez (y calidad) pop de «Across the Shields», auténtico himno, uno más que añadir a una todavía corta pero brillante trayectoria. Que siga la racha y mueran los prejuicios. ¿Algo malo? Esta vez la portada es como para pegarse un tiro.