Con el ascenso comercial de todos esos sonidos a insertar entre el hardcore con etiquetas «emo» y «post», estaba claro que una banda como Thursday iba a encontrarse las puertas de la industria abiertas de repente. Así ocurrió hace tres años, cuando la banda dio el temido salto multinacional y lo superó con nota en «War All The Time», manteniendo la calidad en sus rabiosos, poéticos y desalentadores alegatos post-adolescentes.
Tras varios problemas médicos y a nivel de relaciones en la banda, barajaron la disolución pero finalmente han vuelto con fuerza en este «A City By The Light Divided», que incide en una misma línea, centrado en la temática urbana como bien presenta el artwork y la cita de Octavio Paz que lo introduce. La producción cada vez más pulida, con una perfecta integración de los teclados y los arreglos sintéticos como un instrumento más, corre a cargo del productor Dave Fridmann (Flaming Lips, Mogwai).
Con más melodía vocal que gritos y una mayor presencia de los pianos conduciendo las canciones, «The Other Side of the Crash/Over and Out (Of Control)» introduce el disco bañado en destellos ochenteros y tono tristón. La banda extiende sus minutajes en temas donde la instrumentación de fondo y sus cambios de rumbo acaparan la atención. Así es en Sugar in the Sacrament, donde la voz se encarga de dejar patente el mensaje, de temática religiosa en este caso, pero no tiene gran peso musical.
Más desesperados alegatos se esparcen entre las calmas y tormentas de «The Lovesong Writer» sobre el desamor, en forma de interesante narración a modo teatral. Y es que la épica a la que tanto ayudan los pianos (claro ejemplo de la despedida con «Autumm Leaves Revisited») reviste a estos nuevos Thursday más preocupados por melodías dulces adornadas con bonitos arreglos que nunca. Esta producción se muestra apabullante al servicio de singles como «Counting 5-4-3-2-1» con interesantes partes y ganchos innegables, al estilo de unos At The Drive-In más sensibles. Mucha emoción concentrada.
No son muchos los temas directos del álbum, pero se podría destacar «Into the Blinding Light» como lo más hardcore del disco, un retorno a la intensidad con gritos e incluso paralelismos con gente como Deftones, en una metáfora en que el mal viste de blanco, deslumbra y confunde. También están «Telegraph Avenue Kiss» que arranca directa al estribillo revestido de coros. Pero uno de los puntos álgidos es «We Will Overcome», un directo mensaje a su generación de militancia y positivismo, con un coro final casi providencial sobre la necesidad de «crear la tierra prometida».
«A City By The Light Divided» ahonda en las atmósferas, las texturas, el susurro, las estructuras menos convencionales, la melodía, etc. Una búsqueda de la madurez que aunque cuaja por momentos, se hace pesada en otros y seguramente puedan mejorar si la banda tiene continuidad, consiguiendo un mejor equilibrio sin perder intensidad ni caer en el extra de azúcar que suponen algunas partes.