/Reseñas///

Starmarket – Abandon Time

Starmarket - Abandon Time portada
Strange Fruit / Aloud, 2005
Productor: Starmarket
Banda: Fredrik Brändström, Patrick Bergman, Jesper Löfroth, Pontus Levahn

Géneros: ,

8.2

Los suecos Starmarket son todo unos clásicos curtidos en la escena emo independiente desde su sello clave, Deep Elm. Sin parar de cambiar de rumbo en sus discos, su afán por explorar territorios nos los devuelve en un sexto disco, «Abandon Time» en el que se muestran más vitalistas que nunca, clavando toda melodía que se les pone por el medio, bien sea endulzada con coros o atacada con electricidad y suciedad propias del directo.

A esta última categoría pertenece la apertura del disco, «Antichrist», con un riff treméndamente adictivo y ecos directos de los Sonic Youth más melódicos. Algo con similar descaro y un ritmo más marcado elaboran en «Mountain». Este indie alterado con ecos punks tiene su continuidad en «Tension» y en la acelerada urgencia de «Biscuits for Everyone», más encaminada a un hardcore en el sentido abierto del término (Superchunk, Hüsker Dü). Las referencias de la banda son principalmente noventeras, para qué negarlo.

La mencionada faceta eléctrica es complementada con himnos de power-pop estilosos y brillantes. Melodías azucaradas que quedan patentes en el single «Cologne», en la vibrante «Redundance» con sus impagables coros o el guiño melódico al espasmódico punk británico de «Clover». Sorprenden por su poca vinculación con el resto «Schoolyard», algo elegante entre Jesus & Mary Chain, Interpol y el power-pop, o «The Vanishing Gates» que explora una vena nuevaolera. La clave de su variedad no sólo está en la composición, sino en la sorprendente variedad de registros vocales.

La banda despliega en otros temas una tremenda corriente de energía positiva en forma de amable pop campanilleante («Headfirst»), luz al final del túnel («Don´t fear the dark ends») y sana psicodelia («Vicious Circles»). Una forma genial de cerrar el disco dejándonos una sonrisa en la boca.

Doce temas que se hacen cortos sin excepción en un disco que ofrece la misma sensación, canciones todas ellas con gancho y gracia propia. Una banda ya longeva que una vez más, no defrauda a sus fans. Sólo resta advertir de que si la industria en general ha de temer a China, la industria musical británica y americana ha de andarse cada vez con más ojo con los escandinavos, que les comen la tostada.

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1 de enero de 2005