Sound Of Silence son una banda asturiana que lleva unos años moviéndose principalmente por los circuitos hardcore. Muchos conciertos les avalan y tan sólo un anterior split compartido con los metalcorers vascos Legacy of Cain. Y no, pese a su bautizo, ni tienen que ver con Simon & Garfunkel ni basan sus canciones en el reposo o el minimalismo. Lo suyo es destrozar tímpanos al más puro estilo de Black Dahlia Murder.
Tras una «Intro» que nos trae a la mente a los viejos Metallica (las referencias clásicas están ahí), comienza el ruido con «Nunca Seré Feliz», con voces desgarradas y guturales, en una combinación de graves y agudos. Un punto, el de la voz, que es el que menos me gusta del disco, aunque me consta que son gajes del género, en este caso por su filiación death. Una lástima porque sus desoladoras letras tienen cierta enjundia que muchas veces no se espera de una banda así.
Tengo que reconocer que los parámetros de sonido de Sound Of Silence no quedan dentro de mis preferencias, por lo cual no pretendo dar demasiada validez a esta crítica, pero creo que podrían refinar el aspecto vocal que para muchos oyentes puede suponer un lastre. Por la misma razón no tiene mucho sentido que desgrane los temas uno a uno, basta decir que la intensidad no decae, la fiereza no descansa y no hay ninguna concesión hasta la frenética recta final de «Poesía para un Sueño Eterno» que da paso a la misma melodía de apertura.
La Casa de los Lamentos demuestra que no sólo los escandinavos son capaces de crear discos de metal extremo rotundos de principio a fin. Este debut en largo de los asturianos debería abrirles las puertas de la escena europea y los amantes del género deberían apreciar el producto nacional. Mención especial para un artwork muy profesional basado en la típica idea del cine de terror de mansión maldita.