Décimo disco de estudio de los canadienses Skinny Puppy y nada nuevo en el horizonte. Ogre y Key han decidido seguir en la línea de su controvertido anterior disco «The Greater Wrong Of The Right» apostando por un sonido mucho menos violento y más claro que en el pasado, tratando las voces mediante múltiples filtros en lugar del clásico grito de cochino de Ogre de la época clásica del grupo e intentando conseguir un sonido más actual. Lo malo es que parece que con esta renovación de sonido han perdido parte de calidad y sobre todo, bastante personalidad.
Y es que este último factor es lo que hacía que los Skinny no sucumbieran a la sombra de contemporáneos del género como Ministry o NIN, ya que no eran tan directos, rockeros ni, bajo la perspectiva que da el tiempo, tan buenos como aquellos. El trío (junto al desaparecido Dwayne Goettel) consiguió su estatus de culto gracias al enfermizo y peculiar tratamiento de la electrónica que consiguieron implantar con buenos resultados en pequeños clásicos como son «VIVISect VI», «Too Dark Park» o «Last Rights». Pero de eso hace ya más de quince años y la cosa ya no es igual de novedosa ni excitante.
Aún así, no podemos juzgar a este «Mythmaker» como un mal disco. «Magnifishit», «Pedafly» o «Ambiantz» pueden pasar fácilmente a formar parte del repertorio habitual del grupo en directo, pero evidentemente algunos de los temas no están a la altura, incluso suenan aburridos y monótonos. Mero relleno vamos. Y me da la impresión de que esto no va a cambiar en los próximos lanzamientos de la banda (si es que no deciden tomarse otro descanso de varios años). De todas formas, la maquinaria sigue funcionando, aunque un tanto a medio gas.