Un poco a diferencia de lo que sucede con las superbandas de rock, la unión de artistas de rap suele ser acogida con mayor escepticismo. El género hace gala de un mayor individualismo que lleva al fan a catalogar a su ídolo como el campeón de categoría y por tanto no cabe mucho margen de mejora en una colaboración de disco completo. Con Run the Jewels pasó un poco esto y aunque su primer disco conjunto tuvo relevancia, muchos fans tanto de El-P como de Killer Mike seguían defendiendo el estilo de cada cual por separado.
Porque sí, resulta obvio que ambos han tenido que soltar un poco de lastre (especialmente el estilo más sureño de Killer Mike) para llegar a esa simbiosis que en «Run the Jewels 2» trasciende la fase beta para tomar forma de disco rotundo, oscuro y divertido. El flow profundo de Killer Mike se complementa bien con el ingenio afilado de El-P y sus bases que inciden en texturas de agresión electrónica. Como ese hit que es «Oh My Darling (Don’t Cry)», siguiendo los pasos de aquella excitante «The Full Retard» y dejando clara a la vez la huella que Death Grips han dejado en la música popular.
Y al igual que pasaba con Death Grips o antes con Odd Future, muchos dirán que RTJ es rap para blanquitos. Y no les faltará razón, pero el hecho de que «RTJ 2» sea un hito más en publicaciones de pop que especializadas en rap no quiere decir más que el hecho de que nos encontramos ante un gran blockbuster. Algo así como el «Guardians of the Galaxy» musical del año. Esta voluntad de romper los charts del rock se deja ver más que en sonido en colaboraciones que puedan atraer a ese universo como Zack de la Rocha o Travis Barker pero que al final apenas traen nada del universo rock a la fórmula.
Y es que «Run the Jewels 2» es un disco en el que lo vital son las texturas y los ritmos. Por supuesto que los rapeos acompañan, pero es como si básicamente estuvieramos ante un disco de sugerente electrónica rapeada. Las bases no están puestas para lucimiento de los MCs sino en extrema competición y qué duda que ganan a la hora de captar la atención del oyente. Esto es así especialmente en alguno de los mejores temas como la psicodélica «All My Life» o la rayante y dramática «Love Again (Akinyele Back)». El aire ruidoso e incisivo de gran parte de estas bases es lo que hace que Run the Jewels no sea un colectivo de rap más.
Pero tampoco vamos a obviar el grandísimo peso del flow en temas como la juguetona «Lie, Cheat, Steal», con cierto aire de crossover pasado de moda y encantador. Ni esa «Close Your Eyes (and Count to Fuck)» donde todo se confunde a base del insistente sampler de De La Rocha. Por otro lado el uso de voces más melódicas aligera el disco y contribuye a darle una mayor variedad. El momento arriesgado es quizá «Early» que baja el tempo para adaptar sus oscuras estrofas al estribillo de soul atmosférico a cargo de BOOTS. Uno de los ambientes más serios del disco junto a «Crown» repleto de sonoridades que van del soul al blues-rock, con un riff incluido como sampler.
El resultado de todo es un segundo disco que, al menos comercialmente, se antepone a las dos caras de sus protagonistas por separado. Una obra fresca, combativa y que, al no tratarse a sí misma con excesiva seriedad, resulta una escucha ganadora y adictiva.