Tras el hit underground que supuso el tema “Cerveza Beer”, lúcida mezcolanza en la que en clave de punk radiografiaban la vida urbana de su ciudad, Las Ruinas regresan con un tercer trabajo, “Groarrr!”, que ofrece más de lo que pueda parecer en un primer momento y se configura como un notable trabajo de canciones directas, con sitio para el humor pero también para otras cosas.
Así, la cosa oscila entre temas como “Mi vecina es una asesina” o “Club de fans”, de los que poca reflexión puede obtenerse y van directos a sacarle una sonrisa al oyente, a canciones con más cariz satírico como “Vivir y morir en BCN”, que podría considerarse una continuación de su ‘éxito’, o “Lo-Fi”, mordaz crítica/aceptación de la situación de la industria musical, a menos a nivel independiente. Pero quizá la ‘sencillez’ de su planteamiento nos impida ver que bajo canciones como “El problema”, “Estatua humana” o “Insecto”, subyacen temas serios como los prejuicios o la falta de cariño.
En cuanto a sonido, el punk sigue siendo referencia principal, pero podría decirse que caminan por una senda en la que rock, pop y noise también tienen mucho que decir. Quizá por su tono guasón pueda parecer que se acercan a ciertas bandas de la Movida, pero yo encuentro más bien un sustrato en el que los Pixies y Jesus and Mary Chain están bien presentes (¿es “Ahí viene” un homenaje/versión al “Taste of Cindy” de los hermanos Reid?”).
A pesar de que no inventan nada nuevo, por la peculiar forma de acercarse a los temas que tratan, por cierta intención de ir más allá (los aires latinos de “Ayahuasca” y el noise desenfrenado de “OVNI”) y la personal voz y acento de Edu Chirinos (peruano), Las Ruinas adquieren una identidad propia que los diferencia de otros grupo de pop-punk al uso; que debería aflorar a nivel popular finalmente con este “Groarrr!”, ya que es su mejor disco hasta la fecha.