Estando en una época mayoritariamente marcada por regresos insípidos, algunos de juzgado de guardia y otros que simplemente no hacen justicia al pasado, podemos decir que los de Walter Schreifels protagonizan posiblemente la vuelta más meritoria del año. No es que este «Pedals» supere o incluso iguale a su obra maestra de la sencillez «United by fate», pero desde luego los resultados si que superan las expectativas.
Y es que, si el tema de corte QOTSA que ya sacaran hace meses como single (la densa y eléctrica «Shot After Shot») nos hacía pensar que la banda iba a regresar dando un ligero volantazo pero sin cambiar en esencia su sonido, «Wring It Out» ya nos dejó las mandíbulas en el suelo. Siendo probablemente los dos mejores temas de un muy buen disco, la segunda recoge todo de aquellas efusivas exaltaciones de juventud que poblaban su debut. Una melodía irresistible, riffs portentosos y la aspereza de la voz de Schreifels buceando con soltura entre el canto y la reflexión. El equilibrio de la banda, sin decantarles ni al pop ni al post-hardcore, manteniéndose en una parcela del rock alternativo muy propia, sigue ahí.
La urgencia, también aunque no tanta, siendo «Eyes Wide Open» la mayor oda al post-hardcore, con giros dramáticos. Al parecer es un tema compuesto por su líder para una banda anterior, lo cual explica el tono, pero igualmente está trabajada con dinámica instrumental impecable y distorsión hipersónica (en ocasiones el nombre del disco hace justicia). A partir de aquí si podemos decir que el cuarteto apunta en diferentes direcciones sin moverse del sitio. La bailable «69 Guns» mira a la rítmica de Manchester, mientras que «Choose Your Adventure» se introduce en la psicodelia del funk y el dub, aprovechando la facilidad de Schreifels para encajar en sonoridades tangentes al rock.
El ecuador del disco marca una ruptura clara con la velocidad y la fiereza para introducirse en diferentes capas entre la balada y el medio tiempo, con sonoridades evidentemente más pop. Ya lo anticipaba «Racing to red lights» con un tono a lo Radiohead de The Bends llamada a brillar con el tiempo. «A parts for B Actors» trae un tono menos reposado pero bastante pop, mientras que «Small Doses» hereda esa oscuridad post-grunge dentro del tono dinámico que distingue al cuarteto.
Se trata siempre de buenas canciones aunque tal vez relajen el tono general demasiado. Entre ellas sobresale la excitación de «Big Waves» que brilla con la luz del pasado, ritmos y cuerdas que mantienen en tensión, riffs dosificados y escurridizos para darle el toque diferencial. Y sin embargo, pese a la evolución del disco hacia climas más relajados, lo cierran en clave rockera con «The Ghost Is Out There» con guiños al fuzz endiablado del stoner-rock, estilo cuyo auge y recesión se perdieron entre sus dos discos.
Tanto hayamos de esperar 10 años más o no tengamos oportunidad de escuchar un tercer disco de la banda, sabemos que compusieron temas que llevamos dentro. Y con este disco nos han vuelto a tocar la fibra, al menos en un puñado de canciones. Desde luego «Wring It Out» es mi himno personal de 2011.