Hoy he puesto la televisión y he visto un vídeo del último disco de los Red Hot Chili Peppers. El hecho de que finaliza el año y un disco de esta «relevancia» no ha sido tratado en la web es lo que me llama a hacer esta reseña que, sintiéndolo mucho se centra más en los RHCP del nuevo siglo como globalidad que canción por canción (son demasiadas para tan poco jugo).
Y la situación de los Peppers en 2006 no podía ser más desoladora para un seguidor suyo de siempre. Una banda inofensiva encumbrada en el punto más flojo de su carrera que encima se lo cree editando un prescindible disco doble y ofreciendo unos directos que desprecian el Mother´s Milk y dejan el Blood sugar Sex Magik en anécdota. Parecen las palabras de un fan dolido pero creo que muchos podrían hacerlas suyas.
Que no se diga que no lo hemos oído (aunque gran parte nos suena ya de sus dos entregas previas). Precedido por el single «Dani California» que ni pincha ni corta recordando a «Sweet Home Alabama», encontramos canciones que no pasan de bonitas como «Snow (Hey Oh)» o «Stadium Arcadium» o funkies que no reverdecen laureles como «Charlie», pero que al menos divierten. Y si alguien puede decir con la cabeza bien alta que temas como «Tell Me Baby» son dignas de single de los Chili Peppers es que no conoció sus buenos tiempos.
Para eso habría que eliminar el relleno, no hablamos de canciones lamentables pero aburridas como «Strip My Mind», «Warlocks», «Hey», «Desecration Smile», «She Looks To Me», «If» o «Turn It Again», donde si alguien salva la papeleta es Frusciante que recupera unos solos diluidos en el carácter más pop de «By The Way». En definitiva, que un disco sobra.
Y es que lo que más rabia da es que los Red Hot Chili Peppers, aún a un paso de perderse definitivamente en las mieles del éxito, son capaces de hacer buenas canciones que se diluyen entre otras medianías que tratan de colarnos. Stadium Arcadium es el vivo ejemplo de disco doble con inspiración para uno simple. Mientras tanto algunos nos quedaremos con la carrera de Frusciante en solitario, que nos da más alegrías. Bien, pero no lo suficiente.