Praga son un grupo de lo que podríamos llamar pop-rock, pop guitarrero, rock melódico o cualquier otra fórmula que indique que aglutinan las melodías y la limpieza tradicional del pop con las guitarras y la intensidad más rockeras. El disco empieza con un pretendido himno del género, «Verde Oscuro», donde notamos la fuerza y la armonía y donde tristemente también vemos un punto débil. La voz femenina con giros que intentan acompañar a la épica de una forma forzada y poco natural. Es una gran voz pero le come demasiado protagonismo a la música, incluso cuando entran de lleno en tesituras de rock alternativo más contundente («DDI»).
La melancolía en tensión de «Supuestamente» nos indica afortunadamente que aquí puede haber mucho más y el preciosista trabajo instrumental comulga mejor con una voz delicada aunque poderosa. Hay una cierta ambición en todo el disco de dotarle de dinámicas progresivas, lo que es sin duda una potencialidad a explotar. También en «Todo Sigue Igual» queda la cosa más armonizada, porque no hay competición y la música, orquestación incluida, pone fondo a la voz. Al parecer el pasado de la banda está enraizado en temas de tempo más lento, lo cual podría explicar su mejor acople todavía en temas de estas características.
En todo caso queda claro que cuando priman la melodía vocal sobre la fuerza o el despliegue, el todo gana. En la mayor parte de «Insintonizable» es la voz la que acompaña el fluir musical más que adaptarse este a ella y proporciona muy agradables momentos incluso proclives al emo indie. Sin embargo en «Madre» tenemos la cara opuesta. Parece un corte forjado sobre una lírica profunda y reflexiva, que se alarga hasta casi cinco minutos de música libre pero inconexa.
«Palingenesia» era el impulso rítmico que el álbum parecía estar esperando aunque el piano le roba protagonismo hasta que desaparece. En «Caín» por otro lado, se les ve más cómodos en el inglés. O al menos se reservan para este idioma uno de los cortes más contundentes en el ámbito instrumental.
La de Praga es una música que queda un poco en terreno de nadie y les será difícil conjugar lo accesible con lo profundo. En todo caso no deben buscarlo dejándose otros aspectos en el camino. Porque el sexteto tiene, a la vista de «Vivir del aire«, ingredientes bastante buenos para crear algo que lleve a una experiencia discográfica más satisfactoria.