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Porcupine Tree – The Incident

Porcupine Tree - The Incident portada
Roadrunner, 2009
Productor: Steve Wilson & Porcupine Tree
Banda: Steve Wilson, Richard Barbieri, Colin Edwin, Gavin Harrison

Géneros: ,

8.0

Mi primera reacción al enterarme de que el nuevo álbum de Porcupine Tree iba a consistir, principalmente, en un único tema de más de cincuenta minutos fue soltar un bufido de tedio. ¿Cincuenta? ¿Es que Steve Wilson quería poner a prueba a sus seguidores y quedarse sólo con los amantes del riff infinito y los pasajes instrumentales interminables?

Y es que, a pesar de considerarme fan de la banda inglesa, no puedo evitar aburrirme cuando se ponen más técnicos y progresivos de la cuenta. Ya me pasó con los temas más extensos de Deadwing y Fear of a Blank Planet, y temía que volviera a repetirse la jugada. Afortunadamente, la afirmación del inglés era sólo verdadera a medias: The Incident es un tema de cincuenta minutos según señala tu reproductor, sí, pero en realidad está dividido en catorce partes, las más de las veces bien diferenciadas unas de otras y del que puede sacarse al menos seis canciones propiamente dichas.
Cierto es que ciertas melodías, ritmos y temáticas se repiten a lo largo de esta especie de ópera rock, cosa inevitable y entendible si hacemos oídos a las intenciones de su creador de aunarlo todo en un único tema, pero no por ello podemos dejar de disfrutar de joyas como The Blind House, Drawing the Line, The Incident, Time Flies u Octane Twisted por separado, entre las que se intercalan pequeñas ‘mini canciones’ o ‘medio canciones’ que tanto sirven para formar canciones completas entre un par de ellas, servir de puente entre los temas ‘mayores’ o conformar, de nuevo, pequeñas composiciones valorables por sí mismas. Mediante este recurso es cómo Wilson finalmente consigue darle cierta entidad a esta especie de exuberante meta-canción, o canción de canciones.

Pero además, si no tienes suficiente con esta ya de por sí excelente composición, tenemos cuatro canciones más fuera de este puzzle musical: la psicodélica Flicker, la más rockera Bonnie the Cat y el maravilloso tramo final con dos medios tiempos de la talla de Black Dahlia y Remember Me Lover, que me recuerdan una vez más que es lo que hace tan especial para mí la música de Porcupine Tree.

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1 de enero de 2009