/Reseñas///

Porcupine Tree – Fear of a Blank Planet

Porcupine Tree - Fear of a Blank Planet portada
Roadrunner/ Atlantic, 2007
Productor: Steven Wilson & Porcupine Tree
Banda: Steven Wilson, Richard Barbieri, Colin Edwin, Gavin Harrison

Géneros:

7.5

Los que estén al tanto de mis gustos musicales sabrán que tengo cierta obsesión por algunos grupos (¿hola The Knife?, ¿hola 16 Horsepower?), bastante dispares entre sí pero que logran que les oiga durante horas y horas, semana tras semana. Porcupine Tree son uno de ellos, y desde hace algunos años ya, además de ser prácticamente la única banda de rock progresivo que escucho. La verdad es que este género nunca ha sido mi fuerte, pero el grupo británico comandado por el multidisciplinar Steven Wilson ha logrado hechizarme gracias al poderoso empaque de sus dulces melodías, que tejen una fina urdimbre junto a un elegante entramado heredadado directamente de las escuelas Pink Floyd y King Crimson.

Con «Fear Of A Blank Planet» nos enfrentamos al ya noveno disco de estudio del Puercoespín, después de esa obra maestra llamada «In Absentia» de 2002 y el hijo de esta bautizado como «Deadwing», aparecido tres años después. Esta nueva referencia tiene puntos en común con sus predecesores, aunque también apunta hacia otros terrenos. Si en sus últimos álbumes encontrábamos un acertado acercamiento a la configuración más tradicional del pop y el rock, en «Fear Of A Blank Planet» Steve Wilson ha decidido mirar un poco a sus inicios de principios de los noventa y editar un disco de carácter bastante más progresivo.

Personalmente, siempre he sido más fan de la facción «pop» del grupo, con grandes ejemplos como «Stranger By The Minute», «Drown With Me» o «Lazarus», mientras que algunos de sus ejercicios más experimentales que se acercan peligrosamente a los ocho o diez minutos a veces me hacen caer en el tedio. Y este es para mí el gran problema de este nuevo disco: es demasiado progresivo. Aunque paradójicamente piense que «Anesthetize» con sus diecisiete minutos de duración es el mejor tema del álbum (en realidad parece que nos encontremos ante dos canciones distintas), la extensión de los temas en general, una homogeneidad sonora más presente que en tiempos pasados y una cierta languidez en el lado melódico me hacen pensar en este disco como un álbum muy bien ejecutado técnicamente, pero con cierta carencia de alma. Incluso en las dos piezas más melódicas como son «My Ashes» y «Sentimental» suenan un tanto apagadas, recogiendo ideas pretéritas con inferiores resultados (ese descarado guiño al clásico «Trains» a mitad de la propia «Sentimental»).

Resumiendo, nos encontramos ante un pequeño paso atrás en la ya dilatada discografía de Porcupine Tree, como sucedió con «Deadwing», que no era sino una copia a menor nivel de «In Absentia». Quizá me haya cebado un poco con este disco, ya que ni mucho menos se puede calificar de malo e incluso alcanza el nivel de notable. Lo que pasa es que da la impresión de que el grupo podría dar mucho más de sí, y de ello hay varios ejemplos en el pasado. Por ahora no hay que perder la fe, pero Mr. Wilson, este año el premio a tu mejor disco ha ido a parar a Blackfield.

Contenido relacionado

1 de enero de 2007