/Reseñas///

Pelican – The Fire In Our Throats Will Beckon The Thaw

Pelican - The Fire In Our Throats Will Beckon The Thaw portada
Hydra Head, 2005
Productor: Pelican
Banda: Laurent Lebec, Trevor de Brauw, Bryan Herweg, Larry Herweg

Géneros: , , , ,

8.5

La discográfica Hydrahead debería ser venerada por todos los amantes del metal más innovador ya que atesora entre sus filas a grupos del calibre de Cave In, Isis o Cult of Luna. Pelican es la banda que completa este estelar cartel metálico. Después de sorprender a propios y extraños con su anterior LP, Australasia, los de Chicago vuelven con más fuerza que nunca. Su nueva entrega añade a su ya consabida mezcla de monolíticos riffs a lo Black Sabbath o Kyuss y a sus maravillosas progresiones, las doctrinas del anárquico sello canadiense Constellation. Escuchándolos se puede percatarse fácilmente que Pelican ha asimilado la apocalíptica propuesta del enigmático combo de Québec Godspeed You Black Emperor! o los ecos de los escoceses Mogwai y los ha añadido a su sonido.

The Fire In Our Throats Will Beckon The Thaw además de ser la prueba palpable de una enorme evolución, su viraje al post metal y una falta de respeto al estancamiento creativo, es un monumento musical que se eleva ante nosotros nada más poner el CD. Este ejercicio de talento se abre con Last Day of Winter, ejemplo perfecto de la simbiosis sónica antes expuesta. Una canción que inicialmente empieza con una rítmica arrastrada que pronto se hunde en un abismo y en ecos nostálgicos, para resurgir sobre intempestuosos riffs y finalizar con un delicioso final acústico. Autumn into Summer, vuelve a incidir en esta doble tendencia, se nos presenta tímidamente con bellos arreglos de cuerda para ir escalando progresivamente hasta su agónico final. Le sigue March to the Sea (versión abreviada de su EP March Into the Sea), sin duda alguna la canción de sonido más duro y pesado de todo el álbum que hará las delicias al sector más metálico. De su inicio kyussiano a su visceral final se intercalan momentos de épica áspera, ascensiones hasta el infinito (y más allá) y fiereza asfixiante.
Después del festín de sus tres cortes iniciales, Pelican nos obsequia con unos momentos de calma en su cuarta canción sin nombre, un precioso interludio que nos deja descansar para las tres canciones que nos esperan. Red Ran Amber, suena como GYBE! en llamas, ruidosamente reflexivos, incandescentes y poderosamente (y nuevamente) épicos. La penúltima canción (Aurora Borealis) es posiblemente, y a pesar de su estimable belleza, la menos personal del álbum ya que perfectamente podría encajar en el último trabajo de Explosions in the Sky. Finalmente, la dulce despedida recibe el nombre de Sirius. Su obertura es similar en formas a los melancólicos acordes de Aurora Borealis para enlazarse súbitamente con los poderosos riffs que al final serán ahogados en un chirriante grito final de despedida.

Catártico viaje a los confines del mundo acompañado por las fuerzas de la naturaleza en todo su esplendor. La perfecta banda sonora de épicas epopeyas. Las palabras quizás se queden cortas para adular este compendio de talento y destreza. Uno de los discos del año por su altísima calidad y por ser prueba viviente de la madurez creativa conseguida por estos chicos de Chicago. No lo dejes escapar por nada del mundo. Una nueva visión del metal de este inicio de siglo. Como reza su website: «We’re a fucking triumphant band». No seré yo quien les lleve la contraria.

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1 de enero de 2005