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Pax Cecilia, The – Blessed Are The Bonds

Pax Cecilia
Autoeditado, 2007
Productor: Autoproducido
Banda: Greg Austin, Daniel James, John Feustel, Slade Lellock, Kent Fairman Wilson

Géneros: , , ,

8.6

En un momento en que puedes regalar tu música de forma rápida y eficaz, consiguiendo un gran eco gracias a las redes sociales, uno se queda a cuadros cuando ve que una banda difunde su música de la forma más tradicional posible. De artista a público, y por correo ordinario. Y la verdad cuando uno recibe un disco como este «Blessed are the Bonds» con su artesanal y cuidado artwork, en un coqueto paquete postal con el logo de la banda y unos sellos desde la misma New York, no puede evitar pensar que ha contraído una responsabilidad para con el grupo de serle fiel. En este caso, de hacerle una buena reseña, aunque no pidiera el disco como prensa ni ellos se esperen ningún tipo de comprobante de reseña.

Si uno se pone a pensar el dinero que pueden haber invertido en esta promoción tan suicida, contando grabación de disco, fabricación de cds y envíos a todo el mundo, resulta inevitable el sentir cierta empatía hacia esta forma tan peculiar de operar. Era poco probable que este modus operandi, colmo del DIY moderno escondiera una propuesta artística anodina, pero ya se sabe que no basta con creer en lo que haces sino hacerlo bien y para eso en la música como en cualquier arte hay que tener talento.

Así pues, ciñéndonos a lo musical, podemos decir que The Pax Cecilia se engloban dentro de una corriente en el rock alternativo que lucha por abarcar registros ajenos siguiendo los pasos de grupos exóticos en su momento, como Clann Zú, Sigur Ros, Dredg, Fair To Midland… Así el primer tema evoluciona desde el ambient con regusto clásico de piano, cello y violín a la contenida épica (la voz siempre queda por debajo de la instrumentación) de un rock progresivo con regusto hardcore. Este primer tema tal vez resulta excesivamente dilatado, aunque sirva de puente hacia «The Tomb Song», donde el piano adquiere gravedad y premura para acabar provocando un crescendo por medio de la batería y los violines.

Podemos decir que la banda juega con las típicas estructuras post-rock de idas y venidas, pero lo dicho, donde Mogwai ponen toneladas de electricidad saturada, ellos solo un limpio y melancólico rock progresivo donde pueden los instrumentos tradicionales. Pero no es del todo así, porque son capaces de irrumpir enmedio de la belleza instrumental con la fealdad de las voces rasgadas a lo hardcore, provocando un equilibrio digno del mayor de los elogios. Y es que la propuesta de The Pax Cecilia verdaderamente puede considerarse artie y conceptual, sin recurrir a cantarle a los elementos y simplezas por el estilo.
La melancolía torna por primera vez oscuridad eléctrica según se acerca «The Progress», sin duda el corte más violento del disco, en una onda instrumental comparable a los Isis de hace unos años, demostrando lo bien que se desenvuelven creando tormentas de riffs con brisas melódicas de fondo y donde se desgañitan al mejor estilo post-metal, sin olvidarse de las acrobacias del progresivo. Para ser sinceros es como si The Pax Cecilia fueran Mastodon, Godspeed You! Black Emperor, Snapcase e Isis, todo en una sola canción. El toque rabioso prosigue ahogado en «The Machine», que aunque comienza como un tema contundente de Dredg, terminan por poner un poco a prueba sus instrumentos, creando pequeños caos de ruido.

Del noise pasan al ambient puro y duro en «The Wasteland», donde el silencio reina entre susurros, ecos fantasmales y muy puntuales notas de piano que aportan el drama cinematográfico que prosigue en «The Water Song», un tema del que Neurosis estarían bien orgullosos, que tras una primera parte de minimalista delicia con tensión creciente, se alza en forma de gigante eléctrico para ser repentinamente aplacado por la elegancia de un violín dedicado. Al final no sabemos si podemos catalogarlo de post-metal o de indie-rock, pero dan lecciones, no hay duda. Bien, pues así continúan con «The Tree», donde son capaces de rockear a golpe de riff, desconcertar con el original uso del cello e imprimir velocidad como los últimos Pelican.

Un gélido aunque sugerente tono cierra el disco tan sólo con una tímida acústica en el mortal folk de «The Hymn», formando un rompecabezas de estilos que no sólo funciona a la perfección sino que se intuye que la banda tiene lo necesario para potenciar sus elementos y seguir creando a este nivel o superior. En fin, cada uno que considere que The Pax Cecilia hace el género que más le guste, algo hay que colgarles, pero lo ideal es escucharles. Ellos ponen todas las facilidades y a mi no me ha defraudado un ápice este ejercicio de sutileza y eclecticismo en forma de rock moderno.

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1 de enero de 2007