Que el stoner y el sludge han sido géneros que en su combinación han acaparado parte de lo más interesante del rock duro en los últimos años no es nada nuevo. Que además esta mezcla moderna de influencias antiguas haya supuesto reavivar las llamas del por unos años muy olvidado rock progresivo, tampoco. Y que las cosas a España vienen tarde (aunque gracias a Internet cada vez menos) sería la tercera verdad inapelable que nos lleva a un debut como el de los madrileños El Páramo.
Para entender mejor la música del cuarteto hay que decir que son ya clásicos de la escena y se diseminan por diferentes bandas, siendo seguramente Adrift la más seminal para este proyecto. Aquí se entregan a un rock-metal completamente instrumental, repleto de riffs furibundos y melodías dulces. Una influencia fácil de sacar es el stoner cargado de psicodelia y tintes doom de Kyuss, pero también se nos antojan paralelismos con Tool. Y es que el virtuosismo está presente en este debut, así como el citado carácter progresivo pero en vez de jugar entre los cielos, El Páramo llevan sus instrumentos hacia la tierra, a discurrir por las nudosas raíces de los árboles, a remover la tierra seca. En fin, que se enfangan para obtener algo contundente y como no, hipnótico.
Comentar tema por tema no viene muy al caso en discos de este tipo habiendo canciones que se mueven entre los diez minutos de duración. Lo que sí se puede resaltar es que frente a las bandas de post-rock o post-metal moderno en su música raramente hay bajones o silencios para hacer más efectista la explosión siguiente. Si hay mucha, derivación, mucho ruido psicodélico y mucha guitarra crepitante y reptante. Pero resumiendo, presentan sus cartas al galope libre de «Varicela», dan muestra de contundencia en «La rendición de Eolo», nos regalan gloriosas melodías en la dulzura épica de «Sirope de Arena» y descansan en la paz post-rockera de «Infección de Escorpión».
Retoman el ritmo con la fiesta de golpes de batería incansables de «El Aguijón», momento de creación de texturas y mayor similitud con los de Adam Jones y compañía, vuelven a lo concreto y directo con «Jupiter» y juegan a fluctuar y escabullirse entre «La Polvareda» con que cierran este viaje por los insólitos caminos de las llanuras de montaña.
En definitiva, una delicia terrosa que degustarán todos los afines al género. Puede que El Páramo evoquen principalmente la soledad y la amplitud de dicho escenario, pero los matices son mucho más ricos. Y con este disco de debut se ganan un sitio, junto a Viaje a 800 como estandartes del rock desértico y psicodélico en el ámbito nacional. Normal que les edite Alone Records.