Entre toda la moda actual del black metal se me antoja una terrible confusión. En ella se funden géneros, denominaciones de origen y lo que más importa, sonidos con muy poco que ver entre sí. Deafheaven han sido la foto de portada fashion del black que no es tan black, pero no es que ellos sean la punta del iceberg, es que hay muchos icebergs creciendo en direcciones opuestas.
Si me preguntas por las conexiones de Oranssi Pazuzu con el black metal, te hablaré de la voz y de que son finlandeses, casi cual miss diciendo que «en Rusia vive gente maravillosa y en el tema político ha habido algunos cambios». Sin duda tienen una cierta raíz blacker, pero se desmarcan tanto de ese punto de partida, que abusar de la etiqueta al definirles sólo ensombrecería las ansias experimentales de su música. Pensemos más bien en un metal denso y oscuro, pero plagado de psicodelia y un dinamismo que hace de este un viaje tan turbio como estimulante y que crece con las escuchas.
Nada mejor que escuchar esa inicial «Saturaatio», escucharla explotar en un ambiente hipnótico digno de los últimos Swans, ágil y sin embargo ritual, pero jalonado de efectos espaciales. Por un momento aparecen las rasgadas voces demoniacas en finlandés (su bautizo responde a algo así como «demonio naranja»), pero son solo una pincelada dentro del balanceo rítmico y la lucha entre guitarras y teclado que propulsa el tema. Una verdadera saturación que trás un patrón de riffs agónicos se cierra entre varios minutos de lamentos espectrales y ambiente psicodélico. Son 12 minutos que se sienten como si ya hubiéramos escuchado un disco entero. La constatación nada más comenzar, de que la visión del quinteto merece la pena.
No es que la banda no viniera apuntando maneras de antes. Al fin y al cabo, nacen como la banda «black metal» de su vocalista, antes implicado en una formación de rock igualmente abstracta pero no tan oscura. Lo que sí hacen en este «Värähtelijä» es crecer en esa irreverencia estructural que los emparenta con los más grandes volados del rock cósmico. Y con mucho más, porque «Hypnotisoitu Viharukous», jalonada de ritmos explosivos y casi matemáticos es más post-hardcore que metal. Y la propia «Värähtelijä» son ocho minutos de magia negra y ocultismo psicodelico. Una necromancia en la que los espíritus se quejan en suomi, una lengua que no deja de sonarnos mística en este contexto.
Quizá en «Vasemann käden hierarkia» se pongan un poquito más canónicos dentro del black, pero en «Havuluu» y «Valveavaruus» se van por las ramas de un Miles Davis o de un Ennio Morricone respectivamente aportando así el contrapunto necesario para que su tono amenazante no se quede en los lugares comunes del metal. Y es que ese es el mayor logro aquí, destrozar géneros al mejor estilo de los grandes psicodelicos. Pero ojo, sin crear algo excesivamente volatil o inofensivo. El impacto está asegurado.