Ramón Rodríguez ha sido una de las mayores demostraciones de que la honestidad es suficiente hoy en día para convencer a unos cuantos miles de que tu propuesta musical es interesante, o cuanto menos digna de escucha. Las buenas ideas que llevaba tiempo regalando en otras propuestas habían tenido cierto éxito, pero nada le había funcionado tan bien como cuando se dedicó a desnudar su propuesta musical más personal.
Aunque cueste creerlo, The New Raemon es el proyecto en solitario de un tío sencillo, con buen gusto y con mucha timidez. Como podría ser cualquiera de sus oyentes. Abrir un disco de ambiente tan oscuro como «Libre Asociación» con «Lo Bello y Lo Bestia» es la perfecta declaración de intenciones: «Continua evasión de la realidad transformada en canción, la de un hombre de paja que ahuyentará nuestra argumentación». En seguida vuelve a dejar claro su enorme talento creando textos con el canto oscuro e irónico a la envidia que se esconde detrás de «Kill Raemon». Así podríamos continuar hablando de letras enrevesadas, personales y realmente sensacionales, con la salvedad de que esta vez el cantante de Cabrils se ha forzado a dejar la acústica de lado y a tener mucho más que decir musicalmente. Eso no tiene que ser buena o mala noticia por necesidad, pero a un servidor le agrada mucho.
En cuanto a ese sonido es dónde en realidad tenemos que citar cierto paralelismo con Madee, sobre todo a los de los dos últimos discos. Parece que los tiempos en que The New Raemon era el lado pop-acústico de la cabeza de Ramón Rodríguez se han terminado, justo a continuación de darse cuenta de que no va a tener a Madee para expandir toda esa continua busqueda del no-estancamiento. Está claro que el sonido es mucho más denso, más guitarrero y ante todo mucho más tenso. Quizás los coros y juegos de voces sean de las más acertadas mejoras, aunque si hablamos de momentos concretos hay que destacar una «Vérdugo» que hay que poner desde ya entre lo mejor de su repertorio.
«Libre Asociación» puede gustar más a unos que a otros, y podría lanzar la opinión personal de que no está a la altura de ese imprescindible «A Propóstito de Garfunkel» y que está por encima del dubitativo segundo trabajo, pero al final con The New Raemon (y por extensión con Ramón Rodríguez) la cosa no se trata de eso. Se trata de tener delante un tío que te crees, con el que te identificas y que evoluciona contigo.
