Moksha llevan siendo desde el mismo momento de su aparición como banda, todo un referente en la música extrema de calidad en territorio nacional. Tanto en sus temas más hardcore, como en los más metálicos o rockeros, los de Saint Celoni han demostrado un nivel que trasciende fronteras. La evolución hacia la melodía (y entendamoslo dentro de unos parámetros realmente arrolladores) les ha llevado desde sus primeros estallidos en Antaryâmin y The Five Leafs of Oblivion hasta acercarse a un público menos metido en el hardcore con el celebrado Ansium y ahora a firmar este brillante Supersilver Haze.
En principio dejar claro que el diseño juega un papel increíble en el disco. Un aspecto que muchas veces resulta accesorio y aquí no podemos sino calificar de sublime. Desde esa portada con retazos de cerámica coloreada, las atractivas letras bordeadas en dorado, la peculiar apertura del libreto por su dorso o las ilustraciones interiores, todo aporta un aspecto unitario y artístico que hace un genial contraste con lo impactante de la música.
Si ya en ciertos momentos de Ansium se dejaba ver una mayor afición por sonidos de «southern» metal, aquí se asimilan con resultados excelentes esos parámetros de rock-metal polvoriento y desértico. Buenos ejemplos son los aserradores riffs ralentizados de Down the Sun, las mayores dosis de melodía guitarrera de Neurons -que se podría decir incluso cercana al stoner- y que incluso tiene repercusión lírica en las historias de carretera de Old Time Story, que bien podría situarles como dignos sucesores de Pantera en territorio catalán.
La mayor destreza compositiva y técnica mostrada (en especial a las seis cuerdas) no quita para que la banda nos asfixie literalmente con temas entre el noisecore caótico y el death metal como Not Yet y los jugueteos entre el hardcore metal acelerado y paranoide y el metal más pantanoso en Voices of the Street. O que nos evoquen con mayor calidez rockera las hazañas de Converge en Temps Dolents, por cierto, cantada en catalán.
Más peculiaridades. Quim Rodriguez deja su impronta vocal entre el muro sonoro impenetrable de People Like To Fake. My Actions avisa por su parte, de que el progreso de la banda no está asentado, ya que apuntan esta vez al hardcore de nueva escuela, con melodías crispadas pero optimistas y un final con reminiscencias a Dillinger Escape Plan.
Riffs atronadores y en general una auténtica apisonadora musical donde la brutalidad alcanza un punto de inflexión, que debería hacer el disco accesible para aficionados de diverso pelaje. «Supersilver Haze» se encuentra a medio camino entre los más evolucionados sonidos de Relapse, el sludge, el stoner y otras ralentizaciones metálicas. Tanto que así como de ZAO, Mastodon o Down, fans de Melvins, Hermano o Soundgarden pueden encontrar en la última entrega de Moksha uno de los mejores discos nacionales de última hornada. Y lo más impresionante es que el ahora cuarteto va a disco por año y de momento no han faltado a la cita desde 2002. Y que siga.