Si el camino que lleva a cualquier sensación independiente a integrarse en el mainstream es accidentado, hay terrenos, como el de la música electrónica, en el que la tentación vive demasiado cerca. Esto le pasa a Moderat en «III», culmen de su evolución al pop. Algunos temas con gancho, más estribillos que nunca y homogeneización de una propuesta que en su día rasgó patrones techno en un tercer disco que tiene todo para dividir el público entre entusiastas y detractores.
«Reminder» fue la encargada de re-escenificar esa vuelta de tuerca que ya se vio en su segundo disco con «Bad Kingdom». Una aproximación más universal y una dramática mayor hegemonía del componente «Apparat» en el binomio Moderat (recordemos, trío que combina a la pareja de productores Modeselektor con el productor y cantante Apparat), con las melodías vocales al frente. Sin negar su gran impacto, el single nos revela las claves no muy alentadoras de «III», un disco que recuerda más a un Thom Yorke fascinado por las producciones de la música comercial que a aquel trío de productores que dio un golpe en la mesa de la vanguardia electrónica.
Aunque sería ridículo tildar a «III» de mediocre por este cambio de prisma. Es un disco bien disfrutable cuyo problema es el radical abismo con el pasado reciente del trío. Así, la seducción de «Eating Hooks» se revela endeble frente a nuestro recuerdo de «Rusty Nails», «Running» nos parece un poco verbenera, indigna de la sutileza que se les presupone y «Finder» por contra, resulta un ejercicio ambient-house un tanto genérico a estas alturas de deglución del «fiN» de John Talabot, entre otros.
En «Ghostmother» asoma peligrosamente la sombra de los Radiohead del «King of Limbs». Los de Oxford siempre estuvieron en el punto de mira de Apparat, con Sascha Ring jugando en el equilibrio entre ser un tipo sensible y sofisticado y una estrella del rock. Pero hasta ahora, esta especie de carrera de fondo personal no había impregnado a Moderat a tal extremo. Como resultado, los momentos en que el oyente se mete con éxito en los loops instrumentales, pongamos como mejor ejemplo el reposado clima espacial de «The Fool», se ven enturbiados por esos aires r’n’b que aporta la voz. Han buscado deliberadamente hacer algo universal, pero hay espacios en los que las medias tintas aburren.
Así que no es por casualidad que lo mejor del disco se encuentre en los cortes finales, más parcos en cuerdas vocales. El cenit del disco es «Intruder», escalofriante y densa, enamorando por su uso ritual de la voz a modo de mantra, dejando que el protagonismo del climax lo pongan los sintetizadores y los beats rotos. Le sigue «Animal Trails» con sus aires de rave noventera, un agradable paréntesis que ojala hubiera llegado antes en el disco. Y pese a que «Ethereal» también tira mucho para el trabajo de Apparat en solitario, es un apropiado cierre onírico a lo Sigur Ros glitcheados. Una pena que lo que cierre no sea algo de calidad espectacular esta vez.