Tim Van Hammel es definitivamente un personaje emergente en el panorama del rock alternativo. Si el primer disco de su banda Millionaire no le llevó al reconocimiento del gran público, la crítica comenzó a hacerse eco de una nueva banda capaz de dar lecciones a todo el rebaño de retro-clones que pululan por el panorama. Una diferencia que les valió giras de apoyo para Queens of the Stone Age, Muse o Foo Fighters. La fascinación de Josh Homme con ellos fue tal que Van Hammel fue invitado a unirse a su banda pasatiempo, Eagles of Death metal.
Es ahora cuando ve la luz «Paradisiac», segunda entrega de estos marcianos del indie rock, producida por el propio Homme y Alain Johannes esta vez con un toque marcadamente más denso y machacón. El chirriante minuto de introducción a su ya hit single, I´m On a High, en opinión del que escribe uno de los temas más excitantes de la temporada, demuestran la escasez de ubicación de la banda. Este tema recoge guitarras marcianas, coros paranoicos, feeling rockero, mucha psicodelia e incluso ecos de Ian Astbury en ese estribillo, «lots of freedom, down below».
La histeria controlada de Lust Unmatched recoge atmósferas oscuras y cercanas al rock industrial. A esta le sigue la más juguetona For a Maid, donde Tim hace buen uso de su querido falsete, demostrando que adjetivos como potente, fresco, melódico y sexy pueden combinarse perfectamente en un concepto musical. Parece como si todo experimento le saliese bien a Van Hammel. Por ejemplo ese tono casi tétrico inicial de Streetlife Cherry da paso con vigor a un estribillo narcótico emparentado con los QOTSA más drogados, sólo que Millionaire aprovechan mucho más los recursos melódicos del pop-rock para enriquecer su propuesta.
La rabia desquiciada de la banda aflora en temas como el metal sintetizado de We Don´t Live There Anymore, de una aspereza que asusta. En Wake up the Children la banda se transforma en una maquinaria hardcore lanzando consignas al aire de nuevo jugando con las interrupciones, ralentizaciones, etc. Algo que continúa en el rocoso y totalmente caótico centrifugado de Face That Doesn´t Fit. El talento compositivo queda bastante lejos de dudas; las canciones tienen unas bases que rendirían mucho como temas pop. Pero convertirse en la nueva sensación indie a toda costa no creo que entre dentro de los planes ni de Van Hammel ni de Homme.
Si me preguntan por el estilo que practican Millionaire no se me ocurriría nada más que decir que rock alternativo. Un rock alternativo potente y estridente con ecos de Primal Scream, Faith No More, Muse o los propios Queens of the Stone Age. Paradisiac es un disco heavy, indie, rock, funky y muchas cosas más, lo cual sorprendentemente no hace de él una obra pretenciosa ni un peñazo sino un disco cuyos 47 minutos pasan como si fueran 15. Aunque también requiere un oyente entregado porque como ya hemos dicho, esto no es un grupete inofensivo de moda. Unas cuantas escuchas bastaran para que te preguntes por qué son otros los que acaparan portadas.