En una época en que los límites entre géneros dejan de existir y con las formas de distribución de la música trastocadas, la impotencia nos aborda ante la incapacidad de discernir en ocasiones el grano de la paja. Con esto por delante tiene uno que afrontar un disco que pertenece a la escena underground (o sea, que no es una de las 4 bandas «famosillas» de metal español) siempre con la cosa del «¿podré ser objetivo?», «será más de lo mismo», etc. Afortunadamente para mi, Time Will Tell no me supuso ningún problema de ese tipo.
Primero los antecedentes. Materia es una banda surgida en Urnieta, una pequeña localidad de Gipuzkoa. Su historia, un poco la de siempre, ganas de decir algo, echar para adelante y tocar donde les dejen hasta que alguien (en este caso Fragment Records) se fijase en ellos. Y es que 6 años después de su fundación y tras algunos reajustes en sus filas, han conseguido algo difícil hoy en día… llegar al oyente a primera escucha en este, su segundo largo.
Machine se abre con riffs apocalípticos para tras un breve speech en el que dejan claro que lo suyo es hacer música y un recorrido por las guitarras envolventes, introducir una voz seca en un tema que nos puede recordar a gente que ha fusionado con éxito el hardcore con el metal como Amen. El caos sónico a base de riffs entretejidos con punteos terroristas inunda el ambiente. Cuando parecía desvanecerse vuelve con fuerza, lo que nos demuestra que no atienden a los esquemas básicos de estructura. La canción parece contener esa extraña formula que hace que algo agresivo sea estimulante al oído, algo que como veremos, resulta la tónica del disco.
Seguida llega We Don´t Need No que sin abandonar esa pose hardcore, introduce voces emparentadas con los pasajes melódicos de Fear Factory, cuyo ambiente moderno-decadente parecen también conseguir. Y es que el tema tratado no es para menos, un rechazo frontal a la violencia institucional e hipócrita de los EE.UU. y sus «presidentes sonrientes». Realmente la compenetración es enorme, los instrumentos combinan y se complementan a la perfección y se pasa de una atmósfera a otra con gran facilidad, aumentando y bajando la intensidad por momentos.
Secta es el primer single del álbum y comienza con un ritmo agobiante y opresor para pasar a unas atmósferas dignas de los primeros Deftones donde precisamente pueden recordar por momentos a la voz de Chino. Pronto entramos en una tónica diferente, tanto rítmica como vocalmente, que aunque hablando de metal podrían simbolizar Faith No More, esa voz recuerda a la de Damon Albarn. El eclecticismo no es en vano, ya que el tema habla sobre las sectas apuntando a las musicales y concretamente al purismo hardcore. Tras un jugueteo de alto nivel con las guitarras y unas frases recitadas, nos amenaza una voz que parece salir del limbo para retornar a la furia hardcore que remata el tema. El cambio de ritmos es magistral y un 10 para las baterías. La continuación lírica es Secta II que abre con guitarras arquetípicas de metal, thrash metal o lo quiera ser, para llegar a una voz asqueada y chillona y un estribillo repetitivo, melódico y de guitarras envolventes que recuerda a unos Snapcase más metálicos. Menos complejo quizá, pero adictivo, especialmente por los punzantes solos de guitarra que se marcan hacia el final.
Time Will Tell amenaza con hardcore metal para caer en un remanso de histeria electrónica a la que se va comiendo la calma. No por corto menos motivador, y es que este tipo de nexos son los que dan vida y frescura a un disco. De hecho la complejidad de estas composiciones puede hacer llegar a pensar en monstruos como Tool a la hora de construir estructuras. Tras el mentado ejercicio instrumental Asterisco nos devuelve a esa vertiente accesible, con una voz que fluctúa entre un hardcore reposado y dejado, voces inquietantes, etc., lo que nos puede llevar a pensar en Mike Patton o en menor medida en Serj Tankian aunque no es exactamente ni una cosa ni la otra. También descolocan con unos efectos electrónicos que junto a las guitarras añaden cierto cariz tétrico-paranoico al conjunto. Los susurros y risas finales inciden en esa sensación.
Una oscilación introduce Lamiak, donde los ecos Snapcase se vuelven a hacer patentes en un principio, para adentrarnos en terrenos más salvajes y acelerados con predominante presencia de una batería mientras aparece una voz que nos recuerda a los Deftones más susurrantes. Unas guitarras más heavies por decirlo de alguna forma, cierran el tema, que trata sobre como los avances médicos nos pueden hacer longevos de cuerpo, pero no de mente, antes de desembocar en unos tintineantes sonidos de guitarra.
The Things Value comienza con ese ritmo adictivo ya visto en el interludio que da título al disco, un gran acierto establecer este vínculo. Comienza de forma etérea y con voz sugerente para, tras pasar la música a segundo plano y ser atacados con desesperantes voces, introducirnos en el momento más saturado y atemorizador del disco. El sonidillo de guitarra mencionado, digno de película de terror, se vuelve chirriante y parece estar penetrando en tu cerebro cual aguja. Y por fin, acaba la terapia, descansamos y reflexionamos.
Y la reflexión no nos lleva sino a la conclusión de que estamos ante un coctel de influencias más o menos evidentes de bandas como Faith No More, Deftones, Poison the Well, Slipknot, Amen, Snapcase, Fear Factory, Killswitch Engage, Machine Head, Refused, pi-L.T… escoge los nombres que más te gusten de la lista, pero ninguno determina demasiado su sonido global. mención especial para una presencia instrumental de aplauso y una voz que sabe cuando estar ausente y cuando y cómo aparecer. Tal vez aún les quede tiempo para desarrollar su personalidad propia pero van por buena senda e imaginamos que sus estructuras podrían quedar aún mejor con una producción profesional (se lo guisan y se lo comen ellos, con resultados bastante notables). ¿Llegarán Materia lejos? Desde aquí les auguraría un gran futuro, aunque el tiempo lo dirá, claro.