Ya con su primer disco «Surprise» los vigueses Maryland apropiadamente nos sorprendían con una mezcla de sensibilidad pop y guitarras embravecidas. Era un debut luminoso, lleno de pequeños himnos, de voces dulces y mucho tono épico, que nos recordaba fundamentalmente al pop preciosista de Sexy Sadie y a los bríos de herencia emo de Jimmy Eat World. En este segundo disco no se han alejado mucho de dichos parámetros, pero si que hacen gala de una mayor garra en detrimento de recrearse en voces y medios tiempos. Más rockero, veloz y directo pero realmente lo importante de «Get Gold Feet» es que reafirma para los gallegos una capacidad para crear buenas y pegadizas canciones.
La épica se mantiene en temas con momentos de mayor tensión como «So Happy So Young» en los que tampoco levantan el pie del pedal. En otros, como «Atom Bomb» se entregan directamente al sonido del rock alternativo de los 90, sin olvidar sus siempre presentes juegos vocales, llegando incluso a un abrupto final que parece un guiño a Smashing Pumpkins. Sin duda la más arriesgada apuesta por el rock de la banda hasta el momento.
Produce de nuevo Jaime García, de Sexy Sadie, que se puede decir ya, ahora que repite en esta tarea, que es padrino musical del los gallegos y ellos lo vuelven a demostrar con temas como «Lux» que tantos ecos nos trae de los mallorquines. Y por cerrar el duo de influencias recogidas en el primer párrafo, «Every Moment» bien podría ser un single de Jimmy Eat World, con esas voces tan dulces como urgentes y los coros complementarios.
Por supuesto continúa habiendo momentos más pop y relajados como «It Works!» pero que siempre desembocan en estribillo potente y sólido. Incluso la única canción que podríamos considerar una balada del disco, el cierre de «Little Miss Sunshine» avanza hasta la electricidad de guitarras y teclados. Una novedad es la mayor presencia de sintetizador, ya sea mezclado con la electricidad para añadir color («Red Boots») o tomando protagonismo propio. Así sucede en «25 Springs», que con su candor postadolescente algo más cercano a Snow Patrol resulta de lo más flojo del disco junto a «For Me Today».
Más que de canciones flojas en si, la cuestión es que con sólo dos discos Maryland tiene un sonido tan característico y mediatizado por sus voces, que ya hay composiciones y giros demasiado miméticos y al final el sonido puede cansar. El mejor caso es «Fury Road», un tema muy efectivo por separado pero que, en la parte final del disco nos suena a dejà vu. En cualquier caso, otro disco que sumar a un brillante comienzo de carrera musical que está pasando bastante desapercibido.