/Reseñas///

Mars Volta, The – Noctourniquet

Mars Volta
Warner, 2012
Productor: Omar Rodríguez-López
Banda: Omar Rodríguez-López, Cedric Bixler-Zavala, Juan Alderete, Deantoni Parks

Géneros: , , , , , , ,

7.5

Hay ocasiones en que uno se ve haciendo reseñas a contracorriente. Y es que The Mars Volta son una banda que nunca voy a dejar de apreciar pero por la que últimamente había perdido interés. Bueno, no me voy a otorgar en lo personal una pérdida de interés que parece más bien general. Puede que la banda capitaneada por Omar y Cedric haya abusado de un público al que arrastró del post-hardcore y el rock alternativo a las procelosas aguas de un rock progresivo, ácido y a menudo exento de estribillos.

Coincidiendo con la reunión de At The Drive-In lanzan un nuevo disco, que marca una cierta ruptura con el devenir de la banda, a la vez que no va en un sentido tan diferente al de su infravalorado «Octahedron». Los tejanos hicieron eso si, pretenciosas declaraciones sobre el sonido del album, hablando de «punk futurista» y las primeras reacciones no dejaban de resaltar, para bien o para mal, que estos no son los mismos The Mars Volta de antes.

Pues ni futurista ni rupturista. Sobra el primer adjetivo porque, a incorporar sintes a porrillo en pleno 2012 no podemos calificarlo de avanzado, menos aún si es para acompañar a esos climas psicodélicos de la banda que beben tanto de los 70. Retrofuturista puede ser una definición más acertada. Sobra el segundo adjetivo, porque, aunque la duración de las canciones sea algo más estandar y Cedric explore algún registro vocal nuevo, el sello de la banda es tan reconocible que parece ridículo decir que no parezcan ellos. Y esto a pesar de la oscura magia de «The Malkin Jewel», uno de los temas más sobresalientes del disco.

Lo que sí recupera «Noctourniquet» y eso sí que nos parece que la banda había perdido, es la capacidad de desconcertar, de marear, de evocar un vértigo cercano al que nos enfrentamos cuando escuchamos por primeras veces aquel «Deloused in the Comatorium», lo cual siempre está bien, lo que pasa es que esta vez amenaza con ofrecernos un «mal viaje» en muchos momentos. La magnífica «Dyslexicon» es buen ejemplo de esto siendo uno de los temas que mejor fluye además. Por supuesto el impacto generacional es irrepetible y aquí todo va más sobre el ruido y la saturación un tanto opresiva de «The Whip Hand».

La balada es «Empty Vessels Make the Loudest Sound», tan melódica como llena de extrañas atmósferas. Esa combinación de voces mucho más pop por parte de Cedric y profusión de ruidos de fondo la explotan también en «Imago». Y es que sin duda el disco es más interesante en cuestión de sonido, bordeando la electrónica, que composiciones. Temas como «In Absentia», son cuanto menos un viaje hacia una nueva faceta sugerente, mientras otros como la palpitante «Aegis» demuestran que la conexión de la banda con sus primeros tiempos sigue estando ahí.

El problema del disco es la propia incontinencia de la banda que, en vez de explorar un territorio, y después contarnos lo más interesante de lo que han visto, parece más decidida a hacernos partícipes de esa propia exploración en tiempo real, enseñándonos por igual misteriosos bosques que desiertos que pierden la gracia a los primeros tres minutos. En el fondo, un disco más pop-rock pero lleno de teclados saturados, efectos alienantes en abundancia y ritmos que explotan a destiempo no es algo que parece raro esperarse de una banda así, pero da la sensación que en una dosis más reducida el último disco de los tejanos podría haber quedado como un nuevo hito del progresivo del siglo XXI.

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1 de enero de 2012