Ride fueron uno de los grupos punteros junto a Slowdive o My Bloody Valentine de lo que en Gran Bretaña vino a denominarse «shoegaze». El movimiento como tal caducó pronto con el auge del brit-pop y el grunge, tanto que Andy Bell supo reciclarse introduciéndose en Oasis. Para su cantante y compositor Mark Gardener no fue tan fácil, su proyecto de pop electrónico Animalhouse no funcionó y tras un largo retiro viene con «These Beautiful Ghosts» a poner la imagen de la resaca de los noventa británicos.
Atrás queda el noise, los muros de guitarras y las turbulencias. Tan sólo quedan rastros de psicodelia para bañar sus actuales composiciones. No en vano el disco viene coproducido por Bill Racine (The Flaming Lips, Mercury Rev, Sparklehorse). Para llenar estas 12 canciones de instrumentación barroca ha contado los hermanos Bennett de Goldrush con lo que el sonido resultante queda muy pulido.
A pesar del tono seductor e íntimo, el disco está en su mayoría compuesto por canciones que agradables que no pasan de ahí como «Snow in Mexico«, con un toque folkie que recuerda a los primeros R.E.M o el pop seductor y envolvente de «Getting Out of Your Way». Más pop sencillo y efectivo encontramos en «Magdalen Sky», algo más misterioso en «Rhapsody», plácido en «Water And Wine» y definitivamente bello en «Summer Turns To Fall».
La electrónica también juega un papel importante en el ambiente del disco. Así, tenemos jugueteos electropsicodelicos en «To Get Me through» y «Beautiful Ghosts», netamente de discoteca en «Flaws Of Perception». El broche final lo pone «Gravity Flow» pseudochill que recuerda vagamente a Pet Shop Boys.
Más de una década después de los excesos, del sexo, las drogas y el rock & roll, a Gardener le llega la madurez. Una madurez que trae un puñado de canciones agradables, que no logran hacer sombra con sus amables acordes y su pop directo, al mito de Ride. Puede que la música de Gardener ya no sea tan audaz, ni salvaje, pero permanece el espíritu de luchar contra el mainstream, como en los tiempos de Creation.