Muchas veces me surge la pregunta, intento analizar los factores personales, sociales, musicales…no sirve de nada. ¿Por qué las llamadas «superbandas» de los noventa son de una calidad tan asombrosa?, ¿por qué incluso antes haberlas escuchado por primera vez sabes que no van a decepcionar?
Mad season está formado por cuatro piezas fundamentales. Cada una de ellas de características particulares, con irregularidades, aristas e imperfecciones que construyen un rompecabezas perfecto y sin fisuras. Encajando unas con otras de manera perfecta. Pura geometría. Algo así como un cubo de rubik imposible de desordenar. Descifrar el motivo por el cual todos y cada uno de las piezas de este cubo consiguen entre ellos una comunicación tan fluida y natural es una tarea inútil. Es como preguntarse por qué una canción puede cambiar un día triste y apático por otro lleno de luz y de ganas de vivir. Como preguntarse por qué razón estamos aquí y por qué razón están las cosas que nos rodean. Quiza es una pregunta que sólo Dios podría responder y Dios murió el cinco de abril del 2002.
Corría el año 1995. Screaming Trees aun no habían sacado su aclamado Dust, Alice in Chains ese mismo año editarían su homónimo disco, Pearl Jam venían de su consagrada trilogía y se encaminaban hacia el No Code. Nos encontramos en un periodo donde la llamada música de los noventa o «Grunge» se hallaba en un gran nivel que pronto y poco a poco comenzaría a desaparecer. El primer lustro de esa época había sido demasiado grande e imposible de superar. Esta superbanda es la reunión de algunos protagonistas de ésta época. Layne Staley de Alice in Chains, Mike Mcready de Pearl Jam, Barret Martin de Screaming Tress, John Baker Saunders que fue bajista de los Walkabouts y la colaboración de un saxofonista de nombre tan curioso como Nalgas sin Carne.
Mad Season es un combo de Rock, toque de Blues, Psicodelia… un trabajo introspectivo donde encontramos declaraciones de principios como Wake up, pensamientos oscuros como X-ray Mind, pasajes hermosos como River of Deceit, confesiones al oído como Long gone day, el blues más sangrante que mis oídos oyeron jamás Artificial Red y todo un conjunto de canciones de altísimo nivel compositivo y musical que pasó casi desapercibido en su época y que ahora es un simple recuerdo que pocos han llegado a descubrir y disfrutar.
Entrar en el universo Mad Season es tarea obligada para entender lo que fue ese final de lustro, un broche de oro de aquella época que causa tanta nostalgia pero que seguirá siendo novedad cada vez que alguien pulse el botón de play de su reproductor y suene aquello de «Wake up young man, It´s time to wake up».