Siempre se dice que todo en la música está inventado. Sea o no cierto este axioma da la sensación de que cada vez más los sellos y las propias bandas son conscientes y se lanzan a imitar a sus artistas preferidos de décadas pasadas. Little Barrie son una arriesgada propuesta cuya concepción clásica del rock entronca por ejemplo, con el respeto por las raíces de los encumbrados White Stripes. Sólo que si los de Jack White se afanan por sonar al delta de Missisipi, Little Barrie dan al blues-rock un aire lúdico donde cabe el funky, el soul e incluso algunos guiños al disco.
El viaje en el túnel del tiempo comienza con el blues rítmico de «Free Salute» que no prescinde de teclados. El single «Burned Out» con sus souleros juegos de voz nos sigue introduciendo en el particular pub donde el trío ofrece su repertorio. Y es que el ambiente del disco es directo y crudo a la par que elegantemente clásico. «Greener Postures» ahonda más en el blues guiado por la guitarra y hay que destacar en este punto la seguridad del joven Barry Cadogan y la autenticidad que transmite.
En «Be The One» la guitarra se muestra más inquieta y vuelve a retomar un poco el toque más soulero en uno de los temas más pegadizos del disco. Con el ambiente ya cargado llega «Please Tell Me», más libre estilísticamente y con cierto ambiente jazzie derivado del piano. Más psicodélica es «Well And Truly Done», con mucho groove y actitud vocal. No nos cabe duda a estas alturas de disco que la banda podría llegar lejos con un poco de promoción. De momento tienen el apoyo de Edwyn Collins (ex-Orange Juice), a cuyo cargo corre la producción. El background del escocés no tiene demasiado que ver con el sonido de la banda, pero aún así se convierte en un cuarto miembro en la sombra añadiendo voces, guitarras y teclados en algunos temas.
Tras el remanso instrumental y etéreo de «Stone Reprise», reanudamos la marcha con el ritmillo funky de «Stones Throw», donde parecen los Black Crowes y queda patente como la voz se mueve con destreza en más de una tesitura. En «Long Hair» tenemos uno de los temas más rockeros y donde las guitarras además de chirriar serpenteantes escupen riffs rítmicos y más envolventes. «Thinking On The Mind» es un tema bastante contenido e introspectivo con una instrumentación más apagada que la media del disco, por lo general bastante sexy y bluesero.
Otro de los temas más rockeros es «Move On So Easy», donde el fantasma de Jimi Hendrix aflora de un modo bastante evidente. Un espíritu que no conoce fronteras, dado que el trío no procede de los EE.UU. sino más bien de Notingham. Más riffs con carácter y sabor en «Living In and Out of Place» y es que estos chicos nada desentonarían en un concierto de la Blues Explosion. El disco se cierra con «Freeprise», esto es, la versión instrumental en clave lounge-relax del primer track.
Los fans del rock de finales de los 60 y los 70 mezclado con blues y soul estarán eufóricos al escuchar este disco que revive todo el espíritu y lo hace asimilable a los tiempos actuales. Un cóctel donde caben desde Hendrix o Led Zeppelin a James Brown. Un debut bastante prometedor aunque siempre habrá quién desconfíe por el exceso de revivalismo.