Nos siguen llegando alegrías desde la fructífera escena gallega. Desde el seno de Matapadre, sello cada vez más a tener en cuenta a tenor de la calidad de bandas que operan desde él como son Unicornibot, Colectivo Oruga o Disco Las Palmeras!, surge ahora la penúltima revelación desde A Coruña: Lendrone, que debutan en largo con este disco sencillamente titulado «Uno».
Quizá sean los Unicornios los compañeros de casa con los más pueda emparentárseles, en su empeño de retorcer los términos del math y el post-rock, pero a partir de cierto punto Lendrone despegan hacia destinos más electrónicos y espaciales que los hacen identificables. Sólo con escuchar “Trollatünga”, primer corte, nos golpea su característico sonido: enrevesadas guitarras sobre líneas de sintetizador que los sitúan en una línea similar a la de Battles o, ya tirando para casa, la de nuestros Schwarz.
Aunque en general pueda decirse que la mayor parte de las canciones del disco no se alejen demasiado de dicha estructura, como si el grupo tratase de crear su propio ensayo en torno a la colisión entre rock instrumental y sintetizadores, sí se perciben matices diferenciadores de un tema a otro. Así, por ejemplo, “Velocirrápidor” incide en un tono más kraut y plenamente electrónico antes de que entren las guitarras en el tramo final, y “Don Balón” se muestra como una de las piezas más psicodélicas, con fuga espacial incluida.
Por otro lado, “La Mecánique Moderne” parece una especie de apertura a base de cajas de música para “Misa en Detroit”, pieza que nos recuerda a las viejas bandas de rock espacial de los setenta; mientras que se reservan para el final un tema tan obsesivo en principio como “Non Tal!”, que acaba diluyéndose en un mantra electrónico. Pero en definitiva, lo ideal es escucharse “Uno” de un tirón, para así ir paladeando las distintas variaciones dentro de una fórmula ciertamente compleja pero que los coruñeses parecen controlar ya desde este primer asalto.