La banda irlandesa de avant-folk Lankum pega un dramático giro de timón a su ya interesante trayectoria revitalizando los sonidos de la tradición irlandesa. «False Lankum» es su tercer trabajo discográfico y un paso adelante en complejidad y emotividad. Y sobre todo, en una ambición por derribar fronteras en la que han contado de nuevo con John «Spud» Murphy, afamado productor también irlandés que también afina el sonido de bandas modernas tan dispares como Black Midi o Caroline.
El disco abre solemne con la espiritual «Go Dig My Grave», a velocidad agónica y con patrones rítmicos muy marcados. Pasado el ecuador, el tema continúa ya totalmente enajenado de la voz prolongándose en forma de mantra hasta los 8 minutos, recordando a los últimos tiempos de Swans. ¿Es esto doom-folk? Muy posiblemente. El otro tema absolutamente devastador del disco es «Master Crowley’s», un trampantojo de vivaracho folk de pub en el que algo no va bien. El tono es bronco, seco y la repetición es más obsesiva de lo normal, acompañada por un droneo de fondo como una sombra que anuncia el drama, la muerte a la vuelta de la esquina. Finalmente la parte festiva se desvanece y nos quedamos con la pura negrura, como una reflexión sobre lo que las felices apariencias esconden. O, por entroncar con el tono marino del disco, un «líbrame de las aguas mansas» en toda regla.
Más de esto encontramos en «The New York Trader» que comienza ligera y con animada voz masculina a modo de narración y hace un parón para volver en un tono mucho más navajero y punk, con la voz e instrumentación desquiciadas. Un perfecto ejemplo de la forma en que la banda no deja de ser fiel a la tradición en sus relecturas y es que cualquier amante del buen folk debería quedarse atrapado en las armonías y en la devoción que los hermanos Lynch muestran por el patrimonio irlandés. Y a la vez, consiguen salirse del cliché, de la idea turistificada del folk irlandés para tomarse unas Guiness o de la banda sonora «rollo medieval». Y esto se nota incluso en el muy escueta (por determinante que sea) uso que se hace de la voz femenina de Radie Peat.
Para ser justos, Lankum no se han pasado a la oscuridad ni a los terrenos proclives a lo gótico por completo. Simplemente han cogido detalles experimentales y valiéndose de ellos han hecho sus propias y escalofriantes versiones de la tradición irlandesa. Sin embargo, el disco también cuenta con remansos de psicodelia campestre como «Clear Away in the Morning», entre Pink Floyd y los Beach Boys del Pet Sounds. También prima la tradición en la sentida «Newcastle» donde de nuevo la voz cobra protagonismo, mientras que en la bella «Netta Perseus», la épica creciente de los tambores nos pone ya un poco en guardia. Y si hablamos de temas bonitos, «Lord Abore and Mary Flynn», guiada por un banjo lloroso, hace derretirse en nostalgia al más pintado.
«False Lankum» es un disco por el que es fácil sentirse atraído, pero no tan fácil quedarse. Algunos desarrollos instrumentales resultan más efectivamente hipnóticos y otros pueden requerir algo más de paciencia. En este sentido, el disco tiene ganchos melódicos diseminados para anclar esa atención, pero pueden ser insuficientes para quien venga con su más amable anterior disco, «The Livelong Day», en mente. Podía ser perfectamente el ejemplo del cierre del disco con el tema de aire crooner «On a Monday Morning» y una delicada «The Turn», con una progresión épica sí, pero quizá no tan explosiva como podría esperarse y que acaba, no podía ser de otro modo, en una mareante espiral de ruido.
Como reflexión final cabe decir que el cuarteto ha creado lo que, en definitiva, es un disco experimental sin centrarse en la electricidad ni la electrónica, explorando las posibilidades de las acústicas, gaitas, arpas, concertina, viola y tambores. En este sentido valgan como muestra las 3 fugas del disco, puros drones (o sea, amasijos de ruido sostenido) recreados solo con instrumentos tradicionales. Sónicamente, «False Lankum» ya es un artefacto muy potente, tan místico como las leyendas que sus cortes exudan. Y lo es aún más si nos adentramos en el contexto de sus historias de amor y desamor, muerte y angustia existencial, todo con la figura del mar de fondo. Porque nada más sobrenatural que el vasto y amenazante océano.
En definitiva, para los amantes menos acomodaticios del folk, «False Lankum» será probablemente un hito; para los fans de la música más oscura y ruidosa, el disco de drone que no sabían que necesitaban oír.