Los barceloneses Laihn son una joven banda de las muchas que optan por llevar su música lo más alto posible con esfuerzo, ganas y lo más importante, un puñado de buenas canciones. «Puzzle» es un primer trabajo que sorprende por su frescura y por lo bien que se desenvuelven en diferentes terrenos saliendo airosos.
El disco comienza con una descarga de temas de rock alternativo pulidos con la brillantez del pop. «Sin Nadie (tal vez)» tiene pinta de himno generacional… vamos, que Pepsi podría haberlo usado en anuncio, acabando de paso con la trayectoria de la banda. Ya hablando en serio, es un tema bien pegadizo con los que uno no entiende porque este tipo de música no puede sonar en las radiofórmulas. «13» adopta una vena levemente más hardcore (ese background catalán, como pesa). «Si No Soy Yo» por su parte se acerca a los últimos Hedtrip con algún que otro arrebato rockero.
Y es que en «Puzzle» las influencias se suceden dando la idea tal vez de una personalidad un tanto difusa. Lo mismo nos encontramos con pop-rock reflexivo estilo Piratas con un ojo puesto en bandas como Incubus o Taproot («Humo») que con un tema de estribillo calcado a los Metallica noventeros («That´s For Me»). Asombroso el parecido con la garganta de Hetfield, sobre todo cuando no es este para nada el registro vocal del resto del disco, que además sólo utiliza el inglés aquí.
El nuevo metal angelino vuelve a asomar en la mística mezclada con riffs de «Puzzle», mientras que «5 Minutos» muestra una faceta más delicada y se van arrojando algunos tintes de emo a lo Sunny Day Real Estate, mientras que «Nada Vez» o «Nuncajamas» coquetean con el grunge y unas letras personales. En realidad uno de los rasgos que más puntos dan al sonido de la banda son las letras en castellano y esto puede ser lo que les perfila unas mayores posibilidades comerciales, si bien hay que decir en este punto que esta observación de potencial nada tiene que ver con la realidad, hasta el punto de que el disco se lo han autoeditado ellos mismos.
«Puzzle» es un disco repleto de grandes intenciones pero con momentos que rompen su estabilidad. De alguna forma deben definirse un poco más y apoyarse más en las melodías que en las estructuras. Ese gancho es el que hace que tras una sola primera escucha la canción que se graba a fuego en la cabeza es «Sin Nadie (tal vez)». Por otro lado, a veces su mezcla no queda todo lo natural que podría y deja una sensación extraña que resta autenticidad a la propuesta. Son aspectos fácilmente subsanables, por lo que Laihn ofrecerá un importante salto cualitativo si es que hay próxima entrega.