No entiendo nada de lo que La Paloma han querido hacer con este, su segundo largo. La que fuera, gracias a sus notables primer EP y debut, gran esperanza del rock independiente nacional ha tomado la decisión creativa de hacer un disco de pop en la más superficial de sus acepciones. Este giro de sonido viene acompañado visualmente con el artefacto que protagoniza portada y videoclips, una bola de placas metálicas y altavoces que por lo visto ilustra este sonido más pulido y definido. Este es el nivel metafórico con el que nos recibe «Un Golpe de Suerte».
Si nos pusiéramos conspiracionistas, diríamos que hay alguien en el entramado Universal emperrado en llevar a bandas del indie al caduco sonido del pop-rock dosmilero. Pero siendo realista, en 2025 lo de fichar por una multi no funciona tan así y seguramente sea simplemente la aspiración de las bandas por salir de los corsés de «lo indie» (cosa entendible) apelando a la nostalgia de la música de su niñez. Lo hicieron Carolina Durante en su último disco con buen resultado, lo hizo Yawners con uno más discutible y ahora lo hace La Paloma de forma bastante desastrosa.
Y tal vez podríamos comprender este cambio de sonido si notásemos que las composiciones exudasen un nuevo tono más luminoso u optimista. Pero las letras, ahora con la voz en primerísimo primer plano y libre de ruidismos, siguen sumidas en un pozo de decepción vital que tan solo encuentra algo de paz en el conformismo. Algo que no encaja con el tono casi siempre feliz de la composición y cristalino de la producción.
Los fans de su sonido antiguo pueden aferrarse a los temas cantados por Lucas, que salvan la papeleta ya que se resisten a soltar el pulso urgente que les atravesaba. «Sé Lo que Quiero» con su machacón estribillo se desvela como máximo hit y en «Un Poco Más Lento» nos quedamos tranquilos al ver que no han vendido todos los pedales. Con su tono jangle ochentero, «Mi Hueco» resulta de lo más refrescante del conjunto y nos ofrece pistas de otra posible salida la banda hacia las melodías de una forma mucho más natural y vibrante.
Pero vamos a lo magro de la pop-lémica, canciones como «Sale el Sol» o «Elegante», ambas elegidas como singles de adelanto y ambas con el mismo tufo a nostalgia, como si fueran sintonías de serie de los 2000 tipo Los Hombres de Paco o Física y Química. «Si no me muevo» es puro brit-pop sobreproducido, como una versión extendida de aquella «Tiré la Piedra al Aire» que se veía totalmente desubicada en su debut. La ligerísima balada «Las Cosas que me gustan» es digna de anuncio de cereales con fibra. No olvidemos, es importante para la disonancia cognitiva que propone el disco, que las letras siguen siendo de desazón y apatía. Letras que no entraré a diseccionar, pero me parece obvio que tampoco estaban preparados como letristas para darle ese protagonismo al aspecto vocal.
Dentro del experimento, se consiguen salvar los momentos en que echan mano de su vieja amiga la distorsión, aunque sea tímidamente. Es el caso de «Espada», si bien peca de sonar a Carolina Durante. Y el de «En Mucho Tiempo», que cierra el disco con sangre entre power chords a lo Weezer. Es de largo la mejor canción de este nuevo estilo de rock melódico de extrema pulcritud al que la banda se ha querido aferrar.
Es imposible no ver «Un Golpe de Suerte» como un gran despropósito, como una carrera descarrilando gracias a un forzadísimo volantazo que nadie había pedido. No tengo claro que vayan a conseguir encontrar un espacio en el pop nacional, el de El Canto del Loco, Despistaos o Nena Daconte, que tampoco sé si existe en 2025 y no sé si tienen lo suficiente para llegar al público de bandas tipo Viva Suecia o Izal. Lo que no se puede negar es que para su segundo disco La Paloma tuvieron una idea, pero es triste.