Un nuevo predicador de la baja fidelidad ha surgido desde los suburbios de Philadelphia. Bueno, nuevo no porque este Smoke Ring for My Halo es ya el cuarto álbum de Kurt Vile; aunque si que es verdad que no fue hasta la aparición de Childish Prodigy, su anterior disco y primero para Matador que se le comenzó a prestar especial atención.
Vile, de aspecto desaliñado acorde con su música, deja claro su gusto por el folk, el indie rock de los ochenta y noventa y mucho regusto ácido. Young, The Replacements, Beck y Nirvana se abrazan en su cancionero; íntegramente compuesto por medios tiempos en los que su lánguida voz se pasea, a veces desganada, a veces soñadora, sobre una base instrumental en la que juegan una gran baza el reverb, las guitarras acuáticas y cierta ‘suciedad’, más que ruido, de fondo.
Ni mucho menos, esto significa que nos encontremos ante una decena de canciones agrestes sólo aptas para los iniciados en el anti-folk: Smoke Ring for My Halo es un disco a medio camino entre el folk y el pop. Música popular a su manera, sí, pero pop aún así. . Si no convence sobre ello la bella balada inicial “My Baby’s Arms”, sólo hay que darle una oportunidad al pegadizo sencillo “Jesus Fever” que la sigue, muy Beck Hansen, para comprobar lo potencialmente accesibles para el público indie medio que son estos temas.
Entre los que, como no podía ser de otra manera, también hay algo de distorsión, como la que ofrece en “Puppet to the Man” o en la gran “In My Time”; pero que no ensombrece en ningún momento el punto fuerte de su música: su familiar sentido de la melodía. Y es que, además de las citadas, canciones como “Society is My Friend” o el propio tema título del disco, son composiciones de sencilla ejecución, de melancólica lustre, muy grunge si se quiere, pero que también vuelan bastante alto sobre la media de huraños cantautores vestidos de leñador.