Tras firmar algunas de las páginas más interesantes del reciclaje metal en los 90, la banda que ha puesto a Bakersfield en el mapa vuelve con el que es su sexto álbum de estudio. Las novedades son pocas pero bien simples; autoproducción, sonido sucio y crudo, reducción de la melodía respecto a Untouchables y una pretensión de transmitir mayor oscuridad desde la propia portada de aire siniestro. El grupo no ha dejado de hablar de una vuelta a las raíces y el título del álbum así lo sugiere, pero veamos que hay de cierto en ello.
El sonido que adivinan los primeros segundos de Right Now es sin duda Korn, un riff repetitivo, al que se van añadiendo bajos y batería graves y pesados. Eso hay que reconocerles, un sonido claramente diferenciable y característico, pero… es eso bueno? Tal vez no tanto. Pronto comienza la voz de Davis más o menos tal y como la recordamos en Untouchables, algo más gutural aunque sigue introduciendo coros. Un tema bueno pero que no sorprende, ni siquiera con ese parón susurrante que previsiblemente estalla en gritos. Aquí notamos una producción cruda en clara reacción frente a la de Beinhorn que parecieron considerar una adulteración de su sonido. Mención especial para un video un tanto repugnante, ganador del concurso KornKamp.
Interesante comienzo el de Break Some Off, oscuro, compacto y machacón que da paso a una inquietante atmósfera rota por una voz inusualmente gutural… algo no muy inteligente por su parte, ya que si no faltan quienes le acusan de no saber cantar, está claro que jugar a Max Cavalera tampoco es lo suyo. Resultado, un tema monótono, que puede sorprender en una primera escucha pero que supone un poco el alma de lo que es el disco, divagar sin dirección alguna.
Por suerte, lo mejor del disco llega a continuación. Tras un riff sugerente, de los mejores que la banda haya parido, Davis canta con delicada tesitura para ponerse más agresivo en un estribillo memorable y épico, con coros y comparable a los mejores momentos de su anterior entrega. Hablamos de Counting On Me, tema melódico y rabioso, lo que deberían ser Korn si es que quieren madurar, algo que tras escuchar este disco no queda muy claro. Desasosegante inicio para Here It Comes Again otro buen tema, melódico y acercándose por momentos más al rock alternativo que al metal con remanso de calma que explota en la siempre explosiva coctelera instrumental de la banda y su juego de dos voces. Algo diferente en su carrera.
Otro buen riff inicial el de Deep Inside, canción con un cambio de ritmo efectista pero sin llegar a la altura de sus primeros tiempos. Un tema prometedor rematado con un final sin sentido alguno que se pierde de nuevo en los gritos sin más… ¿escasez de ideas?. Did My Time es otro single que no merece serlo por encima de los anteriormente citados. Suena a trillado, voz extremadamente nasal y un estribillo con menos gracia que las estrofas. Un tema escasamente inspirado, tanto para agradar a la mayoría de sus fans como para impactar en las cadenas comerciales. La banda parece querer hacer ver que la crudeza sonora es su mayor arma y… bueno, los tiempos de Ross Robinson ya pasaron.
Más de lo mismo en Everything I´ve Known. A destacar una voz distorsionada electrónicamente, un estribillo resultón y pocos más alicientes en otra canción ni buena ni mala sino regular. Play Me reedita los ya olvidados ejercicios de rap-metal con estrella invitada, siendo en este caso Nas quien tiene el honor. Despliega bien sus rimas y la canción tiene fuerza aunque no acaba de cuadrar con la música de la banda. Aún así, lo dicho; en el Follow the Leader tenían más ideas a la hora de tratar las atmósferas del hip-hop.
Alive también merece un puesto de honor. Un comienzo apocalíptico, flirteo con las voces guturales y estribillo épico, a pesar de que ya empiezan a sobreexplotar el filón de estribillos con Davis haciéndose coros por debajo. Puede representar el equilibrio perfecto entre tozudez nu-metalera y progresión melódica, tal vez el punto de encuentro de los fans de Korn en el 2003. Las ya típicas gaitas no podían faltar para la apertura en este caso de Let´s Do It Now, un tema irregular e inconexo. Algo mejora la papeleta la oscura I´m Done, por una onda estilo Make Me Bad pero sin su chispa, aunque es de destacar ese registro frágil que no hace tanto que Jonathan aprendió a dominar (Hollow Life).
Otro single (ironía) ha sido You´ll Want to Sell a Single, donde Korn (video escasamente creíble mediante) reprochan una actitud viendo la paja en el ojo ajeno, al parecer. Esta broma que nos recuerda a momentos del Life is Peachy, es divertida y muy vacilona, hay que reconocerlo pero no deja de ser una gag en un disco aburrido. Acaba el disco con When Will This End y prefiero ahorrarme las bromas obvias. Una vez más, no hay sitio para la sorpresa, que no sea Davis berreando de forma bastante cansina… pretender llamarse Corey Taylor a estas alturas de la película resulta un poco triste para una banda pionera.
Tras unos minutos nos obsequian con su versión del One de Metallica, perpetrada a raíz del MTV Icon (mira lo que pasamos de vender). En fin, sorpresa agradable por una parte, ya que un temazo así no lo habría podido destrozar ni El Príncipe Gitano. No me entiendan mal, no es mala versión, pero digamos que deberían haber buscado algo más adecuado a sus capacidades técnicas, porque borran de un plumazo la mejor parte del original. A destacar las baterías (Silveria pocas veces falla) y que bueno, realmente Korn aportan su sonido al tema, si es de lo que se trata.
Tras una serie de escuchas que se han hecho ciertamente largas por momentos, no puedo sino concluir que TALITM es un disco no malo en sí mismo, pero es mucho menos de lo que se debe exigir a una banda con ya seis discos en el mercado. Es la segunda vez que repiten la jugada de contrarrestar un disco «comercial» con otro (léase caso Issues apenas transcurrido un año de editar Follow the Leader) y sus desafortunados coqueteos con el metal extremo, no dignifican el disco sino más bien todo lo contrario. Si comenzaron como banda inquieta y excitante, más tarde pasaron a ser pioneros de un resurgimiento rap-metalero sin ensuciarse y últimamente mostraban una mayor apertura de patrones, no podemos sino considerar este disco como una pataleta, una reacción, buscando deliberadamente hacer ruido y gritar (pero que no se engañen, que esto no es ni de lejos un Back to the Basics, como anuncia su gira) y encima seguir con esas letras adolescentes y autocompasivas que no ayudan mucho a que se les tome en serio.