Un lustro hace que no teníamos noticias de Kase.O, uno de los MC’s más respetados de la escena nacional y la figura más mediática de los venerados Violadores del Verso. Tras su celebrado disco con Jazz Magnetism el maño se ha lanzado con su primera obra estrictamente en solitario y el revuelo mediático ha sido no poco, aupándose automáticamente como disco de rap nacional de mayor repercusión del año.
«El Círculo» es un trabajo que ya se adivinaba muy maquinado. No sólo el tiempo parecía así dictarlo, sino el propio artista en entrevistas hablando de bloqueos creativos, depresiones y finalmente la salida del tunel que ha dado a luz esta obra. En 17 cortes interludios incluidos, Javier Ibarra hace un rapaso a todo lo que sabe y algún que otro truco nuevo, tanto en lo instrumental como en lo lírico.
Es precisamente la diversidad lo que rige este círculo en cualquiera de sus arcos y eso mismo hace que no sea tan fácil elegir los mejores cortes. «Esto no Para» por ejemplo cuenta con una apisonadora de base y el flow aguerrido se inserta conformando un tema muy adictivo por el que mataría cualquier banda de crossover. Pero quizá a imagen de este tipo de bandas, el apartado lírico se nos presenta un tanto naif para un rapero de su trayectoria. Parecido se puede decir del interludio con scratches sobre cortes de políticos mintiendo.
Si la política es más tangencial, sí podemos decir que el amor es uno de los temas principales, explorado en una suite de tres tracks consecutivos. Uno es el sorprendente «Mitad y Mitad» que, junto a Najwa, aborda el sexo sin tapujos con una sensual base de electropop narcótico. Es un tema atrevido que tan sólo adolece de excesiva duración. Le sigue la prometedora rumba jazzística «Mazas y Catapultas», tal vez la mayor osadía en registros del rapero, aunque quizá debería haber dejado la parte del cante a la corista. Más convencional es el rap suave y soulero de «Amor Sin Clausulas» y sin embargo es la que porta los verdaderos sentimientos hacia la mujer que ama.
Los temas alcohólicos siempre han acompañado a la carrera de Kase.O y aquí no faltan esas historias desde la perspectiva ya nostálgica en «Viejos Ciegos» con Sho-Hai y Xhelazz. Es el tema más simpático del disco pero chirría por la parte de sus socios, cuya perspectiva más superficial del tema choca con el tono tan sentido del álbum. Justo es decir que las colaboraciones no son por lo general lo mejor del disco y el esperado tema con Violadores del Verso al completo pasa bastante desapercibido.
Al final quizá el ego del que hace gala Kase.O esté justificado pues es en solitario cuando más brilla, siendo la única excepción la colaboración con tintes reggae de «Pavos Reales». En «Yemen» despliega flow impecable sobre una base muy sugerente, mientras en «Guapo Tarde» desnuda sus traumas adolescentes. Es esta mezcla del ego de rapero y la exposición visceral lo que hace más atractiva la última aventura de Kase.O. No es raro que sea «Basureta (Tiempos Raros)» la canción que se apropia del disco con su base trip-hop y los sollozos del rapero, motivo de la polémica con su compañero Lechowski.
Motivos musicales y mediáticos en definitiva para revalidarle en el trono del rap nacional, por mucho que las tendencias del género circulen por terrenos ajenos a su obra. Kase.O ha recopilado rimas ingeniosas con variedad de flows, métricas y temáticas consiguiendo hacer un disco atractivo para e amante de su rap de toda la vida y lo capaz de llamar la atención de cualquier profano.