¿Narradores de las ansias, preocupaciones y motivaciones adolescentes o simples gamberros sin nada interesante que decir? Esta es la pregunta que nos asola al escuchar a Kannon. Es el típico grupo que suena de lujo y sí, se puede decir que hasta mola, pero uno no sabe si tomarse en serio. Un concepto de la música un tanto desconcertante en nuestro país, a pesar de que la escena internacional (especialmente estadounidense) este llena de grupos de este tipo.
La apertura es brillante, con Piénsalo y su intro de guitarras abrasivas, rapeados graves y arrastrados y tensión instrumental que desemboca en soflamas facilonas. Aunque no tanto como las políticamente incorrectas de No Hay Color, alegato a la chulería sin el que un disco hip-hopero parecería cojo y nunca he acabado de entender el por qué. Sin duda, lo peor del disco con unas letras bochornosas de tan pueriles. En clara oposición, tenemos la contundencia de Nada, pelotazo de hardcore-metal atropellado.
El lado más canalla de la banda se deja ver en Sal himno exaltador de la fiestas con estribillo contundente y pegadizo. Buena conjunción de sonido rock y actitud funky y hip-hop. Más soflamas que inciden en esa vena juerguista se pueden encontrar en la bailonga No Hay Miedo o en la chulesca Ya lo Avisé. Está última es un amplio collage de influencias ya que bajo la coartada de ritmos latinos pasan a un estribillo de corte materialista en el que paradójicamente usan un registro prácticamente robado a Kurt Cobain. Claramente tiran más por el estilo Fred Durst, pero al menos son más sinceros y lo dicen claramente. La filosofía Kannon parece ser fiesta, más fiesta y pasta para fiesta.
Dejando la lírica de lado, el disco cuenta con momentos especialmente inspirados. Es el caso de Imagina es una de las máximas expresiones del álbum a que da nombre. Bases pegadizas, rimas lúcidas o bochornosas según se mire, arrogancia y un sonido entre Korn y Limp Bizkit, ambas bandas de cabecera de su rollo. Distorsión, riffs simples y efectivos… en fin, quizá el mayor hit y el más fresco. También aquí podemos situar Suena, que armada de nuevos toques latinos y ese pre-estribillo entrecortado, es un estupendo rap-metal para botar en los conciertos, con juegos con el tempo y coros que aliñan la mezcla.
Ejercicios más atípicos hasta cierto punto suponen Arde, cuyo riff inicial llegó a ser incluido en un anuncio de refrescos. Es un tema de letra escueta y música que progresivamente estalla en tu estéreo, rematando con un estribillo de voz desgarrada al estilo Seattle. Por otros derroteros completamente diferentes, Selva de Olvido es el máximo exponente funkie, el toque relajante y fumeta del disco, que supone un descanso ante tanta saturación de riffs y rimas aceleradas.
Al final del disco tras unos cortes de 5 segundos en silencio… ¿os suena de alguna(s) banda(s) antes mencionadas?, llega el bonustrack, Dependo, rimas caóticas que aluden a los aspectos más populares y frívolos de la sociedad (Fraga, Sabina, Estopa…). En fin, una crítica a toda esa gente que se lamenta por todo y por nada a la vez (abundan mucho en el mundo del rock).
El gran acierto del disco es saber elaborar una propuesta no ya de rap-metal sino de crossover, que integra clichés del rap (tanto buenos como malos) junto a riffs prototípicos del rock alternativo y el metal, bajos funkies y toques dosificados de otros géneros como el hardcore o el grunge. Mención especial para la producción de un curtido Pablo Iglesias, sin la cual seguro de que el resultado no sería tan atractivo. Podemos decir que Kannon se ponen a la altura de su gran referente, Limp Bizkit, aunque tampoco es decir mucho en su favor. Un disco que, de acuerdo a su propia filosofía, es entretenido, lleno de hits adolescentes, pero que no trascenderá, ni ganas que tienen. Si te gustó Significant Other, Imagina difícilmente te defraudará.