John Merrick es una especie de superbanda underground vizcaína donde se junta gente de Cordura, Neila, Fallen o 5000 RPM. Su música bien podría ser una mezcla de lo que hacen estas bandas, aunque el punto de unión es el post-hardcore/metal y el screamo. Pasajes más bien oscuros, con gritos desgarrados, pero con melodías y mucha instrumentación ambiental. Al menos el primer tema, «Carreteras Perdidas» es lo que nos cuenta, aunque otros cortes tienen un ambiente más paranoico y hardcore como «El valor de lo Fugaz», pero siempre con pinceladas melódicas en la voz que quedan muy curiosas.
El relevo lo toman Dédalo. Su estilo queda algo más definido entre el hardcore y el emo francés de los 90, poniendo especial énfasis en sus letras, intimistas o políticas. No hay que dejarse engañar por esto, ya que, pese a que cuentan con partes muy calmadas y melódicas, otras coquetean con el crust, creando la asfixia sonora. Sus cortes están titulados con simples cifras, que tal vez marquen el orden en que irían en un supuesto disco largo, no lo sabemos. Tiran del recurso de los cortes de voz cinematográficos, para añadir contexto y una mayor carga de profundidad a sus canciones.
Así, mientras «11» es instrumentalmente más delicada y con mayor profusión de voz limpia, «8» pronto se convierte en un arrebato mucho más hardcore y gutural, con toques metálicos que permanecen en los riffs y la velocidad trashera de «4». Finalizan su aportación al split con «7», que alcanza grandes momentos de intensidad, si bien la voz hace de la suya una propuesta apta para unos gustos más bien reducidos, pese a los melódicos coros y los momentos instrumentales más progresivos o contemplativos. Aunque peque de ignorante nunca he entendido que haya bandas con mensaje, por decirlo de alguna forma, que hagan tanto uso de voces mayormente inteligibles.
En un paso intermedio entre sus dos bandas compañeras de disco podríamos situar a Frieda’s Still In Love. Lo suyo es un post-hardcore caótico a la par que a ratos melódico, donde la velocidad no se ve reñida con el componente progresivo que conforma una masa por la que la voz gritona apenas penetra. Lo que podría conocerse como screamo, si el término no estuviera un tanto contaminado por bandas mucho más melódicas y mainstream.
Sus canciones cuentan con varias partes, despistando al oyente y pasando de momentos casi post-rock a implacables asaltos de hardcore-metal como ocurre al final de «Godzilla», donde todo parece combinarse. Dada esta complejidad estructural y longitud de los temas, sólo decir que «Thursday» es más agónica si cabe, mientras que «Too Young To Suffer, Too Old To Cry» tiene un aire mas melódico con un gran riff de guitarra y a la vez sus voces y coros recuerdan en su primera parte al hardcore old school.