Curioso y desconcertante es encontrarse un disco con una portada en la que aparecen unos Power Rangers como representantes de las religiones mayoritarias. Uno no sabe si se encontrará con un disco de comedy rock, pero el contenido resulta por el contrario bastante serio y normal, lo cual descoloca del todo. Esta claro que Jill Is Lucky, proyecto de un cantante y compositor francés de 24 años, es especial.
«Winter is Over» arranca el disco como folk tristón pero hacia el final despliega un épica escalada de trompetas. Este tono se hace canción en la arrebatadora «J.E.S.U.S. Said» con sus trompetas optimistas, sus palmadas y su histrionismo vocal nos recuerda a un festivo cruce entre The Cure (The 13th) y David Byrne. La verdad es que el toque mariachi protagoniza de forma radical el comienzo del disco, ya que «When I’m Alone» también cuenta con instrumentación en esta onda.
Igualmente fronteriza aunque más nocturna suena «Judah Loew’s Mistake», avanzando hacia una mezcla con el folk frenético de corte judío. Como frenético es breve estallido de violines que le sigue, de indescifrable título árabe. Y es que ya nos damos cuenta como a Jill le apasiona la religión, trazándose así como un neohippie místico.
«I May Be late» puede que se trate del primer tema sin ese tipo de influencias ajenas al pop-rock. Una guitarra eléctrica acompaña un tema de aires urbanos como si de Lou Reed se tratara. Los grandes compositores anglosajones son un referente importante, sonando por ejemplo «Hovering Machines» al triste folk-rock de Neil Young y flotando el espíritu de Bowie en gran parte del disco.
Pero los violines y los cellos le pirran. No hay más que oir el arranque de su single «The Wanderer» (ha llegado incluso a ilustrar un anuncio de perfume) que finalmente entrar en un pop-folk acústico en el que se acompaña acertadamente de voz femenina. Una oda a la vida nómada que tanto le gusta y de la que al parecer ha hecho buen uso para componer el álbum. Lo mismo se puede decir de «Supernovas», que vuelve a trascender estilos para introducirse en el vals.
La voz femenina regresará en el pop elegante de fondo orquestal de «Don’t Work», de toque afrancesado. Es este un punto a destacar ya que,vista la heterogeneidad de Jill, sorprende ya no sólo que todos los temas sean en inglés, sino que atienda más a la tradición aglosajona que a la gala, como vuelve a demostrar en la libre lírica de songwriter de «Without You».
«Paolo Majora Canamus» es un calmado corte instrumental atmosférico, tal vez un aviso del bonus track que cierra el disco con sonoras baterías y una guitarra in crecendo al más puro estilo de las tormentas post-rock. Un final totalmente inesperado y que revela a Jill como un excéntrico compositor a cuyos pasos será dificil adelantarse.