Las cosas han cambiado desde los últimos 70 y el punk hoy día es para unos una actitud y para otros un tipo de música que no necesariamente tienen que ir de la mano. Así, no es de extrañar que el mundo del indie sea el llamado a actualizar estos sonidos ya añejos, igual que hace con el garaje o la psicodelia.
Por ello es normal un fenómeno como el de Jay Reatard, todo un discípulo de los Ramones, que sigue al máximo los patrones de canciones de dos minutos directas al estribillo. Punk ultramelódico con una cristalina producción actual y las maneras robóticas del post-punk. En este, su primer LP, Reatard hace honor a Joey Ramone con temas incisivos como la propia «Blood Visions», «I See You Standing There» o «We Who Wait».
Algo más rockero se muestra en ciertos momentos, con una sensación más de banda, en especial gracias a riffs gruesos y una construcción algo más compleja que encierran temas como «It’s So Easy», «Waiting for Something» o sobre todo la clonación de riffs de los Stooges de «Turning Blue».
Puede que parezca una exageración, pero Reatard nos demuestra que aún en 2006 se pueden seguir creando himnos punk-rock que deberían ser recordados. Es el caso de «Not a Substitute», que por cierto enlaza magistralmente con la más garajera «Nightmares», mejor ejemplo de que la velodicidad imperante en el disco no es el único gancho de su música. El agradable toque retro de «Fading All Away» es otra prueba de ello.
No sé si es un punk vestido de indie o un indie vestido de punk, pero su música es divertida, macarra, acelerada y los quince cortes de Blood Visions (apenas media hora) pasan que ni te enteras. Si aún existieran las cintas de 90, me lo grababa tres veces.