Para la grabación de su cuarto álbum de estudio, los californianos Incubus quisieron hacer algo diferente. Con este objetivo, se trasladaron a vivir a una casa en la costa de Malibú, en una playa desierta, donde previamente habían montado un estudio de grabación. Este marco les sirvió para hacer un disco totalmente libre de tensiones que resulta el más luminoso y optimista de su carrera.
El disco comienza con un potente riff de guitarra tras unos segundos de paranoias de percusión vocal; pronto llega el estribillo y vemos lo que puede dar de sí. Melodías agradables, envolventes, reflexivas pero sobre todo más relajadas que anteriormente. Nice to Know You es una canción brillante y pegadiza y como tal, fue pronto single, armado de etéreos efectos electrónicos, guitarras tranquilas y un poco más alteradas y despliegue vocal de Brandon Boyd. A pesar de lo dicho, llega Circles una de las más «metaleras», aunque en realidad no es más que rock alternativo con abrasivos riffs, la que más se acerca a su trabajo pasado, aunque tampoco se libra de los interludios de calma y misticismo instrumental.
Hablando de amabilidad no puede faltar la resplandeciente Wish You Were Here, hit de presentación que nos muestra una banda privada de los golpes rítmicos de antaño, cada vez menos crossover y más pop (no dicho de forma peyorativa). El tema perfecto para escuchar en una playa desierta. Sonidos hipnóticos a cargo de DJ Kilmore abren uno de los temas más introspectivos del álbum, Just a Phase y aquí comenzamos a descubrir como la belleza vocal e instrumental está devorando a Incubus mientras ellos se dejan llevar por las emociones. Especial lucimiento de Brandon para una canción que acaba justo cuando estalla, algo curioso.
Melódicos susurros abren 7AM otro corte tranquilo pero pegadizo con las escuchas, como suele ser la tónica del álbum. Más agresiva se presenta Blood on the Ground que resulta ser una de las más flojas a nivel compositivo dentro de Morning View. En el ecuador del disco llega la esperada balada, deudora de anteriores experiencias como Drive o I Miss You; en este caso la acústica Mexico que nos pone los pelos de punta gracias a la delicada guitarra de Einziger y la sección de cuerda añadida. A una nube nos transporta la etérea Warning, auténtico himno al optimismo y canto a la belleza cotidiana y el «carpe diem».
Sin previo aviso asaltan con Under My Umbrella, un tema brillante con sorprendentes fluctuaciones rítmicas del ambient al hardcore en su furibundo estribillo. Aún hay rabia en Incubus. Se cierra el disco con un sugerente viaje por la India, Aqueous Transmission nos lleva flotando plácidamente en una balsa por el Ganges, mientras nos acuna el sonido de sitares y el de cierto instrumento oriental cedido por Steve Vai para la grabación del álbum.
Incubus consiguen con Morning View pulverizar a la mayoría de bandas de rock alternativo mainstream de los 90 manteniendo un sonido suave pero de una calidad que lo hace irreprochable. La única pega es la imagen de boy-band que va tomando el grupo, la cual alimentan con las poses de su frontman en los videos. Es este el disco que les consagra comercialmente y les pone en una situación comprometida de cara a su próxima entrega. Situación de la que todavía no nos han dado razones para dudar de que podrán salir airosos. La pregunta es, ¿oiremos a Incubus de acompañamiento en un anuncio de compresas? ¿a que huelen los discos que no huelen?
