La carrera de Hell Is For Heroes ha sido cuanto menos irregular. No me refiero en lo musical, es que la banda editó un debut por todo lo alto (en todos los sentidos), con gran promoción, después un segundo disco con el que la compañía se olvidó de ellos y finalmente han tenido que aterrizar en el terreno indie. Curioso porque ahora han lanzado un disco que desde una multinacional podrían venderlo bien. Olvidémonos por completo de los golpes de estribillo de «Neon Handshake».
El cambio es algo evidente desde que arranca «To Die For», un instrumental inspirado por corrientes de auge como el emo épico y el post-rock con tintes progresivos. No es mala como intro, tal vez un poco reiterativa, aunque mejor función cumple el agradable interludio sin título de mitad del disco.
La banda es capaz aquí de crear temas llevaderos como «Stranger In You», con una instrumentación más trabajada que nunca (incluso recargada a menudo) y que les posicionaría como un cruce entre el rock alternativo y el brit-pop melancólico, algo así como un relevo a los extintos Colour Of Fire. De todos modos la influencia más palpable es Muse, con ejemplos diáfanos como «Into the Blood», «Hands Up!» o «Once and For All», que siguen un patrón instrumental creciente y que alcanza un climax final. No conocemos la razón, pero es evidente que existe una tendencia de las bandas de emo y post-hardcore a acercarse a los terrenos de los de Matthew Bellamy (y no solo en UK, vease el caso Matchbook Romance).
«Arcade» es una de las mejores canciones, apoyada en esas guitarras que tratan de simular pianos, pero con cierta pegada y unas singulares estrofas movidas por la batería. Pero «Between Us» ofrece una de las peores sensaciones, siendo su estribillo poco menos que una versión ralentizada del anterior. El impulso de cerciorarse que efectivamente has pasado de canción es irrefrenable. No sé si la sensación es buscada, pero suscita más irritación que posible sensación cohesiva.
Hell Is For Heroes comenzaron siendo un grupo fresco, aportaban un toque de emoción para las nuevas generaciones de adolescentes que suspiraban por el rock alternativo y buscaban melodías. Ahora su inmediatez hardcore parece que se ha perdido entre melodías quejicosas hasta empalagar. Una pena, porque se aprecia que conservan el gusto en la arquitectura de las canciones, pero el tono general se hace cansino, por lo menos para quién les haya seguido la pista. Ya que evolucionan, podían hacerlo hacia terrenos menos trillados que los de sus primeros pasos y no al revés. O dan un golpe de timón de los buenos o no me veo escuchando el siguiente.