De entre toda la nueva generación de electrónica ruidista, esa que se extiende sin límites claramente definidos entre la progresión casi abstracta de Fuck Buttons y los ritmos más cercanos y bailables de Holy Fuck, por no hablar de las ya casi superestrellas Crystal Castles, Health (o como escribe todo el mundo, incluídos ellos, HEALTH) ocupan el beat más inclinado hacia la agresividad y el más cercano al rock sin llegar a serlo del todo.
Y es que no podemos hablar de esta banda de Los Angeles y de su segundo álbum Get Color como de un grupo o disco de electrónica al uso, como tampoco podemos hablar de ellos como grupo de sólo rock, a pesar de que utilicen guitarra y batería. Lo más exacto seria hablar del siempre ansiado ruido, recurrente y no siempre de fácil alcance adjetivo para la mayor parte de bandas que lo buscan, que al final suelen acabar siendo una azucarada versión de Sonic Youth.
En el caso que nos concierne ahora mismo, no hay duda de durante la media hora que dura este segundo álbum, los californianos alcanzan tal epíteto sin dificultades. Y eso que el single de presentación, el hit ‘Die Slow’, podría parecer a priori más blando de la cuenta, pero si prestas atención entre las partes de sintetizador discotequero encuentras auténticas murallas de distorsión que es lo que realmente pauta al álbum.
La prueba está nada más pulsar el play, con la inesperada rabia punk de ‘In Heat’: menos de dos minutos de lo que parecen ser sierras mecánicas a todo gas superpuestas sobre teclados demenciales, todo bajo multitud de filtros, micrófonos y pedales. Estas serán las reglas que se seguirán a lo largo de estos escasos treinta y dos minutos; ya sea acompañadas de persistente percusión ‘rock’ (‘Nice Girls’, ‘Severin’), acercándose a terrenos más propios de una rave en el infierno (‘We Are Water’) o de una suerte de trance industrial (‘In Violet’).
Lo mejor de todo es que, gracias a todo ese trabajo de tratamiento de la distorsión, Health consiguen sonar originales. Su ‘ruido’ tiene personalidad propia, y si a eso sumamos que saben encauzarlo y crear canciones propiamente dichas dentro de una decisión estilística que podría llevarles fácilmente al ruido blanco sin pies ni cabeza, obtenemos uno de los discos más excitantes y novedosos del pasado año.
