Cuando una banda se convierte en toda una institución de un estilo o escena, cada paso que da es visto con recelo por parte de unos y otros. Si te sales de la línea te la juegas y si no te renuevas, también. Hamlet hace ya años que se encuentran en esa tesitura como estandartes consolidados del nuevo metal en nuestro país. Syberia fue arriesgado y muchos hablaron un poco injustamente de «soberización». Lejos de seguir ahondando en ese terreno abonado a las melodías, la banda reacciona con tralla en un disco breve que no se hace tan corto.
Baterías y riffs lentos abren «Arruinando Nuestra Vida» y la cosa no pinta mal, un tema con fuerza e intensidad, riffs que devuelven a los Hamlet metálicos y Molly cantando como lo hace desde la etapa El Inferno. Esas temáticas oscuras las recuperan en «El Diablo», heredera de las tendencias más pesadas del grunge. Para cuando estamos escuchando «En Mi Nombre», curiosa simbiosis de estribillo melódico y arranques thrasheros, se van notando dos cosas. Uno, que las canciones pasan en principio sin pena ni gloria (afortunadamente esto varía con las escuchas). Y dos, que el tono del disco se revela demasiado homogéneo.
En su favor decir que se aprecia una banda bien engrasada e impecable técnicamente, pero la tónica sigue más o menos sin nada a destacar hasta «Salva Mi Honor». Superando el ecuador, rompe afortunadamente las estructuras, sucediéndose en una serie de sentencias que Molly desgrana sobre un melódico colchón de guitarras y con unas letras más mundanas. Aquí se oxigena el disco y tal vez por venir a la zaga, «Acaba Con El Poder» queda realzada en su forma también menos lineal y por tanto estimulante.
Pura Vida es un disco dinámico y ágil por momentos, que reúne alguno de los aciertos de El Inferno, pero adolece de la pesadez filoheavy y abigarrada del homónimo. Se ve una clara intención por crear contrastes dentro de las canciones más que entre ellas, pero es un experimento fallido, resultando los temas más simples los que mejor funcionan («Salva Mi Honor» es el mejor ejemplo). Con la de giros que han dado Hamlet a lo largo de su historia, es una pena que no sean capaces (o no quieran) sorprendernos con algo al nivel si no de la inspiración, de la heterogeneidad de Insomnio.