EXPØ no transitan por territorios precisamente desconocidos hoy en día. Aunque ellos aseguren que sus máximas influencias son clásicos como David Bowie o Neil Young, lo cierto es que en su música encontramos varios de los clichés de bandas de pop actuales como MGMT (previa bizarrización), Crystal Fighters o Is Tropical; grupos que buscan con más o menos acierto el himno eufórico bajo capas sintéticas y ritmos dislocados para así hacer bailar a las masas en los festivales de verano.
La buena baza de los franceses, no sé si por incapacidad o por decisión, es que en lugar de apostar por estructuras estrambóticas y rebuscadas y olvidarse de la esencia de las canciones como tantos otros, lo hacen por una concepción del pop más ortodoxa y clásica si se quiere. De esta manera se acercan al terreno de paisanos como Phoenix y, gracias a su buen tino a la hora de crear melodías y estribillos tarareables, han conseguido crear un buen álbum de debut con algunos momentos destacables.
Entre ellos inmediatamente detectamos “The Dakota”, obvio single con esos ‘uooh-oooh’ tan Crystal Fighters pero a la vez de sano regusto power-pop. También “Everybody Knows” y, sobre todo, “Estocolmo”, que nos recuerdan a la banda de Brandon Flowers antes de perder el norte. “Like a Wound Lion”, por el contrario, nos retrotrae a los noventa en Gran Bretaña y “Portland” podría ser obra de unos Interpol más soleados e inspirados que los actuales.
“Blind Spøts” es un disco que se mueve cómodamente en la zona media del pop indie actual con aspiración masiva. Como buen trabajo de artesanía no destaca especialmente y es fácil compararlo con otros álbumes similares, pero cumple perfectamente con su función: hacernos pasar un buen rato. Suficiente para poner a sus creadores en la casilla de salida como candidatos a nueva banda extranjera residente en nuestros festivales a la mínima que tengan suerte y buena promo.