Tras sorprender con el primer disco bajo el nombre de Eh! (sorprender, porque cuando uno sale de Standstill, nadie espera que te vayas a sobreponer a eso), Elías Egido vuelve con un segundo disco en el que ahonda en esta obsesión por crear canciones cinemáticas. Y digo canciones porque los arrebatadores cortes de este «La Fase del Sueño Intratable» están lejos de ser ejercicios de ambientalismo a base de mezclar elementos de la música popular y la clásica o el jazz.
Puede que evoquen imágenes, como una banda sonora, pero la fuerza tanto emocional como rítmica que por si solas arrastran las hace entidades en sí mismas y, si encontramos paralelismos, hemos de buscarlos en maestros del soundtrack como Morricone o Schiffrin, nada que ver con la complacencia general del género. Y desde ahí a las inquietudes de John Zorn, por ejemplo en la mordiente «Ilusiones y Expectativas» y «Sugerir sin hablar», con ese aire de circo maligno y ese loop de trompeta tan obsesivo.
El recurso básico con el que el músico sobrepasa su debut es acompañarse de más socios, hasta un total de once participantes de bandas tan dispares como Pony Bravo, Hand of Fátima, Matiné o su ex-compañero en Standstill, Rubén Martínez, entre otros. En lo temático, abandona los tonos depresivos para dar con una riqueza mucho mayor, ya palpable desde una «Baila Conmigo» que comienza como un oscuro tango marcado por una rítmica incesante y se abre en un optimista pasaje marcado por violas y trompetas. Muy relevante casi siempre el papel de la batería u otra percusión, imprimiendo el ritmo del que una banda sonora suele carecer.
Nos parece casi un pecado ponernos a analizar las canciones, sólo cabe decir que en general, la exquisitez instrumental es sorprendente sobre todo para ser un proyecto personal y la composición es cuidada, sublime, pero sorpresiva, nunca obvia. Así, en «Km 351» nos llevan por terrenos brumosos, nada plácidos, «Títulos y titulares» nos acerca al oeste entre saxos y trompetas, «Ahora mismo ninguna» describe un ambiente fantástico que no acertamos a adivinar hacia que lado se decanta.
Tal vez con ese título, «La Fase del Sueño Intratable» nos mediatice mucho a creer que lo que escuchamos son 10 estados de sueño con su placidez, su irrealidad, su componente de pesadilla, etc. En lo que desde luego si nos remite a los sueños es en la facilidad con la que crea atmósferas tan creativas e inesperadas como la de «Coraje», que bien podría ilustrar una pesadilla en la que somos perseguidos por algo que no sale de las sombras, para irse elegantemente convirtiendo en una optimista canción que te eleva.
No es que tenga mucho del post-rock que al final ha popularizado la etiqueta, pero indudablemente en ese carácter de rock instrumental con influencias fílmicas y sonoridades jazzísticas, Tortoise o el espectro GY!BE se revelan como influencia también y así encontramos desde espacio para el despliegue atmosférico como «Complicidad Activa» a inquietantes juegos psicodélicos como en «Labios Vivos» e incluso un cierre en el que todos los elementos juegan con la agitación del noise y el post-hardcore sin dejar la armonía de lado pero jugando con la disonancia de cellos y vientos.
Con su elegancia, riesgo y diversión, el segundo disco de Eh! es de las propuestas instrumentales más estimulantes del año. Palabra.
