Dorian siempre ha sido un grupo que ha apostado muy fuerte. Ya lo hizo eligiendo el camino que les llevó a grabar su primer álbum, 10.000 metrópolis, al elegir un pop muy sofisticado en el que había espacio para las programaciones y para alguna que otra letra en francés e incluso un rap instrumental.
Ahora vuelven a apostar muy fuerte para su segundo disco, en el que la electrónica ha ganado mucho terreno y las letras se han vuelto mucho más directas y crudas, aunque no se han olvidado de las guitarras ni de esos deliciosos arpegios de piano de Belly.
En un principio todos estos ingredientes no deberían suponer ningún problema para que el segundo disco de Dorian alcanzase el altísimo nivel al que llegó su primer largo, pero esa apuesta es precisamente lo que les lleva a caer. En primer lugar, la electrónica se les da bastante bien, pero lo que más enganchaba de su primer trabajo eran esos arreglos preciosistas, que en este disco solamente podemos recoger en un puñado de temas, como “Al final de la escapada”, “Tan lejos de ti” o “Corta el aire”. En segundo lugar, la voz de Marc patina en bastantes partes del disco, primero abusando de unos coros que se acaban por hacer cansinos y segundo con unas letras que en ocasiones dan vergüenza ajena, porque una cosa es hacer las canciones más directas y otra cosa es caer en la simpleza y la vulgaridad, y es en cortes como el que da el título al disco “El futuro no es de nadie” donde todos estos fallos se reúnen para dar lugar a canciones simplemente olvidables. Entran en esta categoría “Más problemas”, el corte más pop y el que abre el disco, “La noche espiral”, que no pasa de un estribillo aceptable o “Corta el aire”, donde la línea de voz no se corresponde en absoluto con la calidad de sus arreglos.
Dorian es un grupo al que se le da bien moverse entre el pop y la electrónica más delicada y de arreglos más preciosistas, y, a veces, cuando uno trata de salirse de los parámetros que se le dan bien, se tropieza. Dorian no han llegado a tropezarse, pero han trastabillado con este disco, de ellos mismos depende caerse o seguir en su carrera para demostrar que no hace falta seguir el mismo camino que todos los demás para llegar al olimpo del indie español.