Tras un relevante y elogiado debut, y años de Ep´s y militancia dentro de la escena hardcore más estricta, La Dispute daban a finales de 2011 el salto hacia un público algo más mayoritario con “Wildlife”, trabajo que los situaría en las listas de lo más relevante de muchos de los medios alternativos de más pedigrí. Con influencias y homenajes derivados según parece de obras literarias que iban desde Nabokov a Vonnegut, pasando por E.A.Poe, los textos de Dreyer siempre habían sido una de las características diferenciadoras de la banda, y llegados a este casi conceptual “Rooms of the House”, el excelente trabajo lírico no iba a ser para menos. Con un sonido limpio y equilibrado, parece además como si la banda hubiese encontrado ese punto en el que los instrumentos dejan de luchar cada segundo entre sí para destacar sobre el resto. Todo ello ayuda para que el oyente se introduzca en esa historia llena de recuerdos de un hogar abandonado, repleto de objetos inanimados y fragmentos de una vida compartida que irremediablemente se desvanece. Tratados dichos temas desde la perspectiva de alguien que aún ni siquiera ha cumplido los 30, pero que trata de enfrentarse al destino con una postura bastante por encima de la media en lo que a honestidad se refiere, Dreyer deja definitivamente de lado el drama post-adolescente y la furia de “If Somewhere at the Bottom”, alcanzando ahora un grado de madurez sobresaliente a la hora de plasmar la complejidad de las relaciones humanas.
Editado por primera vez en su propio sello, Better Living, y producido por uno de los nuevos gurús dentro de la escena hardcore como es Will Yip (Title Fight, Circa Survive, Balance and Composure…), el tercer álbum de la banda de Gran Rapids se aleja de los constante cambios de ritmo para centrarse en una visión más sostenida y equilibrada de lo que es hoy en día La Dispute como grupo. Arrancan el Lp con los rasgueos limpios de “Hundsonville MI 1956”, la cual nos sitúa en la temática lírica del disco, creciendo con una gran intensidad hasta ofrecer unas cuantas pistas sobre la evolución de sonido de estas nuevas canciones. Explícito, pero con una gran profundidad, Jordan Dreyer continúa en “First Reactions After Falling Through The Ice” con el profundo repaso emocional que invade todo el álbum, acelerando el tempo en lo musical, y dando paso en “Woman (In Mirror)” al otro tipo de canción que conforma el global de “Rooms of the House”. En tres temas La Dispute nos muestra las cartas con las que jugará durante todo la obra: medios tiempos de gran poderío, píldoras más cercanas a sus raíces hardcore, y temas que, como “Woman (In Mirror)”, se acercan de forma sosegada y madura a sus Ep´s, «Here, Hear». Cercana ésta tanto a Brand New como a Van Pelt, o incluso a unos Modest Mouse bajos en revoluciones, su base hipnótica se desliza hasta nuestros oídos para hablarnos sobre la rutina y el desgaste con una brillantez que pocas veces se ha logrado dentro del género.
Emo del bueno que engarza de maravilla con la más genérica “Scenes from Highways 1981-2009”, la cual rabiosa y de poderoso estribillo melódico, destaca gracias al buen trabajo de una base rítmica que los emparenta con los mejores Thursday. Con “For Mayor In Splitsville” llega uno de los singles de adelanto del disco, y en su concepción cercana al emo-rock más convencional funciona de maravilla como pieza de mayor accesibilidad. Los recitados de Jordan Dreyer por momentos parecen acercarse a un Stephen Malkmus nacido veinte años después y destinado a reinventar un género diferente al que en su día le tocó lavar la cara. En “35” continúa esa especie de spoken word marca de la casa hasta que los cambios de ritmo complican la canción y la llevan hacia ese punto de dramatismo en el que tan cómodo parece sentirse el grupo. Para entonces estaremos en el ecuador del minutaje con la sensación de que el salto dado por la banda es mayúsculo, ofreciendo una madurez que tanto en lo que sonido se refiere, como en el trabajo lírico de Dreyer, se antojan de un nivel que ni los más aficionados a su obra podíamos esperar.
“Stay Happy There” no hace sino elevar aún más las cotas de calidad, hablando con tal sinceridad sobre lo que es una ruptura que incluso logra que un tema tan manido como este llegue a estremecer. Acompañado de una voz que brilla aquí sobremanera en lo que a expresividad se refiere, se convierte sin duda en una de las joyas del disco. “The Child We Lost 1963” podría ser en su primera mitad algo así como un reverso hardcore de Built To Spill, pero queda empequeñecida por la brillantez de la pieza que la precede, y sobre todo por la que la sigue, “Woman (Reading)”. En ella se filtran de nuevo esos resquicios vocales que nos acercan al líder de Pavement, llevándonos mediante un ritmo mecánico hasta el rabioso final con el sello más puro de La Dispute. Magnífica pieza que les acerca tanto a Fugazi como al personal rap de Why?, y que muestra a la banda en su momento actual de máximo apogeo. O lo que es lo mismo: cercana a sus postulados primarios, pero sin miedo a dejar filtrar en pequeñas dosis esas otras posibles influencias.
Para el final un tema de estructura sencilla como “Extraordinary Dinner Party” nos recuerda su vena más melódica y amable, cerrándose definitivamente el disco con “Objects in Space”, relajada pista sobre la que Dreyer habla más que canta, y con la que La Dispute se despiden dejando claro que el legado que va desde Cap’n Jazz a Van Pelt sigue estando en buenas manos. A su manera, y dotando de personalidad propia cada segundo de este “The Rooms of the House”, La Dispute han contestado a sus amigos y compañeros de generación, Touché Amoré, firmando un disco que a la vez que los aleja, los convierte en cúspide de aquello que se vino a llamar The Wave.