Cualquiera que sea seguidor de Depeche Mode sabrá que detrás del 90% de las composiciones del grupo se encuentra el genio compositivo de Martin Gore, rubiales de cara tristona. Quizá por ello y por el hecho de no conformarse sólo con dar voz a la mayor parte de sus canciones, su compañero de aventuras desde hace casi 30 años, Dave Gahan, decidió embarcarse en una nueva aventura en solitario, volviendo al grupo base siempre que la maquinaria se pone en marcha.
Su primera intentona, «Paper Monsters», fue simplemente un disco correcto; más rockero que Exciter pero que en general defraudó a los seguidores de la banda, incluído un servidor. Ahora, con «Hourglass», Dave ha decidido seguir con el sonido obtenido en «Playing The Angel», añadiendo bastante de la experimentación trip-hop del muy infravalorado «Ultra» para así, a partir de dichos elementos comunes, parir un disco menos evidente y más oscuro que su predecesor, pero consiguiendo con ello un resultado superior.
A pesar del buen sabor de boca final, «Hourglass» sigue sin ser un disco redondo. Queda claro a estas alturas Dave no posee el talento de Martin a la hora de componer (aunque la carrera en solitario de éste no sea para tirar cohetes), pero aún así es lo suficientemente astuto como para no separarse mucho de la senda marcada por Depeche Mode y gracias a algunos solventes colaboradores (entre otros, una irreconocible guitarra de John Frusciante) ha sido capaz de sacar un disco bastante decente para lo que suelen estos discos de cantantes con ganas de desmarcarse de su grupo. Espero que su próximo disco prosiga en esta leve pero segura línea ascendente, pero por ahora, si he de quedarme con la carrera de algún Depeche en solitario, elijo a Alan Wilder y su Recoil.