Todo vuelve, aunque hay géneros que nunca se fueron. Podría ser el caso del emo, pero quién iba a decirnos cuando My Chemical Romance explotaron los cauces comerciales del género que nuevas bandas rescatarían los sonidos de la segunda ola del emo, más comúnmente conocida como midwest emo. Para los profanos, hablamos de un emo que está más en los terrenos de un rock alternativo con arranques de math-rock melódico que del hardcore (primera ola) y que ahonda en los sentimientos con un prisma eminentemente nostálgico.
En las canciones del cuarteto donostiarra Comic Sans cabe el midwest emo en un sentido amplio, pero contenido. O sea, que tenemos desde la proximidad al pop-punk de Tiny Moving Parts o The Get-Up Kids, a la nostalgia ornamentada a fuego lento de American Football y Mineral o la exhuberancia más espídica de Algernon Cadwallader. Y estos ambientes están entremezclados, jugando con los elementos definitorios como las guitarras repicantes, la dinámica susurro/grito o las trompetas que dibujan climas optimistas que nos sacan de la niebla.
De hecho, estos elementos están plasmados con tal fidelidad al espíritu original que, por mucho uso del castellano que hagan, podemos decir que es un sonido puramente del medio oeste americano. Y esto se muestra ya desde esa especie de intro que es «Costuras», donde en apenas 2 minutos hay velocidad punk, complejidad post-hardcore y un interludio lento, como un escaparate del disco. Sólida prueba ya para comenzar, de que han mamado esas bandas y son más que parte de su ADN musical.
Lo bueno, claro, es que con estos mimbres son capaces de crear hits tan redondos como «Canción Triste para un Asteroide», cuyo verdadero estribillo es la melodía de guitarra inicial o «Gogeta Super Sayan 4», una pegadiza mezcla de rock matemático con pop-punk hooligan. En este sentido, el disco tiene un equilibrio muy medido entre «lo pop» (lemas coreables diseminados aquí y allá) y ese savoir faire post-hardcore nada nuevo (los cambios de ritmo, las afinaciones raras pero bonitas) pero muy efectivo. Cabe decir al respecto que Comic Sans forma parte orgullosa del linaje de bandas que ha pasado por los mandos de Santi García, toda una institución a la hora de plasmar este tipo de sonidos.
El apartado vocal resulta interesante ya que, si la estructura de canciones no tiene mucho que ver con el pop clásico, está bastante diversificado en el espectro susurro/canto/grito/recitado, a lo que suman algunos coros bien posicionados («Si Todos los Lados del Cubo de Rubik Fueran Iguales» ) que contribuyen a amarrar la escucha y que queramos regresar. En cuanto a la lírica, la lectura que hace la banda del género es fresca y de su tiempo, como muestran todas esas referencias a la cultura pop de la niñez de una generación (videojuegos, anime…) o al fenómeno viral del surströmming sueco, por ejemplo. Una actualización lógica y diría que definitoria del emo post-Internet, aunque algunas letras pequen de simplonas (como el caso de la propia «Comic Sans»).
En resumen, «Éramos Felices y No Lo Sabíamos» es un sentido homenaje a un género como el midwest emo en el que marcan todas las casillas (incluso la cabaña de la portada parece un guiño a la icónica casa de American Football) sin dejar de sonar auténticos. Si acaso, un leve lamento acerca de que no hagan uso del euskera en sus composiciones, ya que el género nunca tuvo mucho predicamento (apenas se vienen Larry Bird a la cabeza). Para fans de las guitarras campanilleantes y los pequeños himnos de levantar el puño sin dejar de mirarse los pies.